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INTRODUCCION A LA CLINICA PSICOANALITICA CLINICA PSICOANALITICA FREUDIANA
NAPARSTEK, F.: TRES MOMENTOS EN FREUD en TEÓRICOS 2014 NOSOLOGÍAS FREUDIANAS PRIMERA NOSOLOGÍA (1893-1900) Ideas centrales:
Distingue neurosis actuales y Neuropsicosis de defensa Conflicto psíquico entre el yo vs Representación intolerable de índole sexual, entra en conflicto con la cc Vivencia sexual prematura traumática Trauma en dos tiempos (retroactivamente se resignifica el primero a partir de una segunda vivencia) No hay sexualidad infantil Las contingencias del trauma son efectivamente acontecidas
CLASIFICACIONES NEUROSIS. (luego llamadas “NEUROSIS ACTUALES”)
NEUROPSICOSIS DE DEFENSA
NEUROSIS DE ANGUSTIA
HISTERIA
NEURASTENIA
NEUROSIS OBSESIVA FOBIAS PSICOSIS ALUCINATORIA PARANOIA
SEGUNDA NOSOLOGÍA (1900-1920) Ideas centrales:
Intento de distinción entre neurosis y psicosis La defensa no reprime recuerdos sino fantasías (realidad psíquica) El síntoma no es causado por el trauma sino causado por la fantasía Concepto de pulsión (“Pulsiones y destinos de pulsión”): Concepto fronterizo entre lo anímico y lo somático. Es la energía psíquica que dirige la acción hacia un fin, descargándose al conseguirlo. Diferente del instinto, que es congénito, se hereda. Fases de la libido (autoerotismo; narcisismo; elección de objeto) Descarta los dos tiempos del trauma Podría no haber ocurrido una vivencia sexual prematura traumática Sexualidad infantil (perverso polimorfo) Agrega el sentimiento icc de culpa en el neurótico obsesivo 1era tópica (precc; icc; cc) Hipótesis del psicoanálisis: el síntoma tiene un sentido (consiente) quiere decir algo (inconsciente) y es descifrable.
CLASIFICACIONES NEUROSIS ACTUALES
NEUROPSICOSIS DE TRANSFERENCIA
NEUROPSICOSIS NARCISISTAS
NEUROSIS DE ANGUSTIA
HISTERIA
ESQUIZOFRENIA
NEURASTENIA
NEUROSIS OBSESIVA FOBIAS (“histeria de angustia”)
PARANOIA MELANCOLÍA-MANÍA
TERCERA NOSOLOGÍA (1900 en adelante) Ideas centrales:
2da tópica (yo; ello; superyó; realidad psíquica/mundo exterior) Pulsión de vida (Eros); se unifican las pulsiones sexuales y de autoconservación y pulsión de muerte, tienden a la destrucción. Freud construye la pulsión de muerte bajo 3 motivos: Compulsión a la repetición de experiencias displacenteras: hay actitudes que se repiten más allá del placer, es decir que, aunque generen displacer se siguen repitiendo. Nociones de ambivalencia, agresividad, sadismo, y masoquismo: la agresividad está en todo, aún en la conservación del placer. Cuando uno come, arremete, ataca, pero a la vez se satisface una función narcisista. El odio: aquello que se rechaza es casi más primitivo que el amor. (“Más allá del principio del placer”) Diferencia tajante entre psicosis y neurosis Realidad psíquica del Edipo: la importancia recae en el relato psíquico del paciente.
Yo vs síntoma (egosintónico: se refiere a los comportamientos, valores y sentimientos que están en armonía o son aceptables para las necesidades y objetivos del yo; egodistónico: se refiere a los pensamientos, valores, sentimientos y conductas (por ejemplo, sueños, impulsos, compulsiones, deseos, etc.) que están en conflicto, o que son disonantes, con las necesidades y objetivos del yo) Hipótesis del psicoanálisis: El síntoma tiene sentido (lo egosintónico, lo imaginario) quiere decir algo metafóricamente (lo egodistonico revela un conflicto psíquico icc, lo simbólico) y se satisface en algo que se fija, resiste como piedra, grano de arena (fantasías icc fijadas por las pulsiones, lo real).
CLASIFICACIONES NEUROSIS ACTUALES
NEUROSIS
PSICOSIS
NEUROSIS DE ANGUSTIA
HISTERIA
EZQUIZOFRENIA
NEURASTENIA
NEUROSIS OBSESIVA
PARANOIA
FOBIAS
MELANCOLÍA-MANÍA
Como segunda cuestión, en relación a la elaboración freudiana de la psicosis, en un segundo momento, Freud apela a su texto de 1914 para explicar la regresión al narcisismo en la paranoia, y las conferencias que explican la teoría de la libido. FREUD, S.: INTRODUCCIÓN AL NARCISISMO (1914) Narcisismo: Conducta por la cual un individuo da a su cuerpo propio un trato parecido al que daría al cuerpo de un objeto sexual. Lo mira con complacencia sexual, lo acaricia, lo mima, hasta que gracias a estos manejos alcanza la satisfacción plena. Cobra el significado de una perversión, pero vendría a ser el complemento libidinoso del egoísmo inherente a la pulsión de autoconservación. Narcisismo originario: compulsión de atribuirle al niño toda clase de perfecciones y a cubrir y olvidar sus defectos. El niño no debe estar sometido a esas necesidades cuyo imperio en la vida hubo de reconocerse: enfermedad, muerte, renuncia al goce, restricción de la voluntad propia no han de tener vigencia para él. Debe cumplir los sueños irrealizados de sus padres. Esa inmortalidad del yo que la fuerza de la realidad asedia duramente, ha ganado su seguridad refugiándose en el niño. MOTIVO PARA SU CONCEPCIÓN: 1) Incluir bajo la premisa de la teoría de la libido el cuadro de la esquizofrenia. Esta muestra dos rasgos fundamentales de carácter: el delirio de grandeza y el extrañamiento de su interés respecto del mundo exterior
(personas y cosas), pero sin sustituirlas por otras en su fantasía como lo harían en la histeria o en la neurosis obsesiva. El delirio de grandeza, nació a expensas de la libido de objeto. La libido sustraída del mundo exterior fue conducida al yo, y así surgió una conducta que podemos llamar narcisismo, amplificación y el despliegue de un estado que ya antes había existido. El narcisismo que nace por replegamiento de las investiduras de objeto como un narcisismo secundario que se edifica sobre la base de otro primario oscurecido por múltiples influencias. 2) Introversión de la libido, que lo vemos en la neurosis obsesiva y la histeria. No resignan sus vínculos eróticos con las personas y cosas, aún lo conservan en la fantasía. 3) De la teoría de la libido, observaciones y concepciones sobre la vida anímica de los niños y pueblos primitivos. Nos formamos así la imagen de una originaria investidura libidinal del yo, cedida después a los objetos, empero considerada en su fondo, ella persiste y es a las investiduras de objeto como el cuerpo de una ameba a los seudópodos que emite. Vemos también a grandes rasgos una oposición entre libido yoica y libido de objeto. Cuanto más gasta una, tanto más se empobrece la otra. El estado del enamoramiento se nos aparece como a fase superior de desarrollo que alcanza la segunda, lo concebimos como una resignación de la personalidad propia en favor de la investidura de objeto y discernimos su opuesto en la fantasía de de los paranoicos. Concluimos respecto de la diferenciación de las energías psíquicas que al comienzo están juntas en el estado del narcisismo y son indiscernibles para nuestro análisis grueso, y sólo con la investidura de objeto se vuelve posible diferenciar una energía sexual, la libido, y una energía de las pulsiones yoicas. TEORÍA DE LA LIBIDO Es un supuesto necesario que el individuo no nace con una unidad comparable al yo, sino que debe construirla. Las pulsiones autoeróticas son iniciales, primordiales; por tanto, algo tiene que agregarse al autoerotismo, una nueva acción psíquica para que el narcisismo se constituya. La separación de la libido en una que es propia del yo y una endosada a los objetos es la insoslayable prolongación de un primer supuesto que dividió pulsiones sexuales y pulsiones yoicas. División conceptual: 1) Responde al distingo popular entre hambre y amor. 2) Consideraciones biológicas abogan en su favor. El individuo lleva realmente una existencia doble, en cuanto es fin para sí mismo y eslabón dentro de una cadena de su propia especie. Por un lado, tiene a la sexualidad por uno de sus propósitos, mientras que otra consideración lo muestra como el portador mortal de una sustancia inmortal, la especie. 3) Todas nuestras provisionalidades psicológicas deberán asentarse alguna vez en el terreno de los sustratos orgánicos. Nosotros tomamos las materias químicas particulares por fuerzas psíquicas particulares.
El caso Schreber lo vio forzado a ampliar el concepto de libido, a resignar su contenido sexual y hacerlo coincidir con interés psíquico en general. La introversión de libido sexual lleva a una investidura del “yo”, y posiblemente por esta vía se produce aquel efecto de pérdida de la realidad. Ni siquiera tiene que haber presentado una colocación patógena de la libido. Pudo haber extrañado enteramente de los seres humanos su interés sexual, sublimándolo empero en un interés acrecentado por lo divino, lo natural, lo anima, sin que ello le hiciera caer en una introversión de la libido sobre sus fantasías ni en un regreso de ella a su yo. Parece que esta comparación desdeña de antemano el distingo posible entre un interés procedente de fuentes eróticas y otras clases de interés. Las afecciones orgánicas, la hipocondría y el enamoramiento Afecciones orgánicas: Libido puesta en el órgano sufriente. Retira del mundo su interés, cesa de amar. Libido e interés yoico tienen aquí el mismo destino y se vuelven otra vez indiscernibles. Dormir, también implica el retiro narcisista de las posiciones libidinales sobre la persona propia. Hipocondría: Retira interés y libido de los objetos del mundo exterior y los concentra sobre el órgano que le atarea. Hay una diferencia patente entre hipocondría y enfermedad orgánica: en el segundo caso las sensaciones penosas tienen su fundamento en alteraciones comprobables, en el primero no. Son los genitales en su estado de excitación. Podemos decidirnos a considerar la erogenidad como una propiedad general de todos los órganos. A cada una de estas alteraciones de la erogenidad en el interior de los órganos podría serle paralela una alteración de la investidura libidinal dentro del yo. Llamemos a la actividad por la cual un lugar del cuerpo envía a la vida anímica estímulos de excitación sexual su erogenidad. Probablemente una partícula de hipocondría es, por lo general, constitutiva de las otras neurosis. Lo vemos de la manera más clara en la neurosis de angustia y en la histeria edificada sobre ella. La hipocondría es a la parafrenia, aproximadamente, lo que las otras neurosis actuales son a la histeria y a la neurosis obsesiva, depende de la libido yoica, así como las otras dependen de la libido de objeto, la angustia hipocondríaca sería, del lado de la libido yoica, el correspondiente de la angustia neurótica. El displacer en general es un aumento de tensión. La elaboración psíquica está al servicio del desvío interno de excitaciones no susceptibles de descarga. Al principio es indiferente que ese procesamiento interno acontezca en objetos reales o en objetos imaginados. La diferencia se muestra después cuando la vuelta de la libido sobre los objetos irreales (introversión) ha conducido a una estasis libidinal. En las parafrenias, el delirio de grandeza, quizás solo después de frustrado, la estasis libidinal en el interior del yo se vuelve patógena y provoca el proceso de curación que se nos aparece como enfermedad. La diferencia entre estas y las neurosis de transferencia, es que en estas la libido liberada por frustración no queda adscrita a los objetos en la fantasía, sino que se retira sobre el yo. La parafrenia a menudo trae consigo un desasimiento meramente parcial de la libido respecto de los objetos, dentro de su cuadro pueden distinguirse tres grupos de manifestaciones:
1) Las de la normalidad conservada o la neurosis (manifestaciones residuales) 2) Las del proceso patológico (del desasimiento de la libido respecto de los objetos, de ahí todas las regresiones); 3) La de la restitución, que deposita de nuevo la libido en los objetos al modo de una histeria (demencia precoz), o al modo de una neurosis obsesiva (paranoia). - Enamoramiento. Elección de objeto: o Por apuntalamiento, tipo anaclítico. El pleno amor de objeto. Típico del hombre. Sobrestimación sexual del objeto amado. Da lugar al enamoramiento y se reconduce a un empobrecimiento libidinal del yo en beneficio del objeto. Se ama: A la mujer nutricia Al hombre protector o Tipo narcisista. En base a la persona propia (como homosexuales y perversos). Singular de la mujer, que tras la pubertad deviene un acrecentamiento del narcisismo originario. Se ama: A lo que uno mismo es (a sí mismo) A lo que uno mismo fue, A lo que uno querría ser, y A la persona que fue una parte del sí mismo propio. Aún en estas hay un camino que las lleva al pleno amor de objeto. En el hijo que dan a luz se les aparece una parte del cuerpo propio como un objeto extraño al que pueden brindar, desde el narcisismo, el pleno amor de objeto. Otras no deben esperar el hijo, antes de la pubertad se han sentido varones y durante un tramo de su desarrollo como tales; y después que eso quedó interrumpido por la feminidad, les resta la capacidad de ansiar un ideal masculino que es en verdad la continuación del ser varonil que una vez fueron. Cada ser humano tiene los dos tipos de elección de objeto pudiendo inclinarse hacia una. Dos modelos de objeto, él mismo y la mujer que lo crió. También hay mujeres que aman según el modelo masculino y también despliegan la correspondiente sobrestimación sexual. PROTESTA MASCULINA de naturaleza narcisista y que tenía su origen en el complejo de castración. Juzgo totalmente imposible poner la génesis de la neurosis sobre la base del complejo de castración. Mociones pulsionales libidinosas sucumben al destino de la represión patógena cuando entran en conflicto con las representaciones culturales y éticas del individuo. La represión parte del Yo. Las mismas impresiones y vivencias, los mismos impulsos y mociones de deseo que un hombre tolera o al menos procesa conscientemente, son desaprobadas por otro con indignación total o ahogados ya antes que devengan conscientes.
La formación de ideal sería, de parte del yo, la condición de la represión. Sobre este Yo ideal recae ahora el amor de sí mismo de que en la infancia gozó el yo real. El narcisismo aparece desplazado a este nuevo yo ideal que, como el infantil, se encuentra en posesión de todas las perfecciones valiosas. La sublimación es un proceso que atañe a la libido de objeto y consiste en que la pulsión se lanza a otra meta, distante de la satisfacción sexual. La idealización es posible tanto en el campo de la libido yoica cuanto en el de la libido de objeto es una idealización de este, puesto que la sublimación describe algo que sucede con la pulsión y la idealización algo que sucede con el objeto, es preciso distinguirlas en el plano conceptual. La Sublimación sigue siendo un proceso especial cuya iniciación puede ser incitada por el ideal, pero cuya ejecución es por entero independiente de tal incitación. La formación de ideal y la sublimación contribuyen en proporciones por entero diversas a la causación de la neurosis. La formación del ideal aumenta las exigencias del yo y es el más fuerte favorecedor de la represión. La sublimación constituye aquella vía de escape que permite cumplir esa exigencia sin dar lugar a la represión. Conciencia moral, nos posibilita comprender el llamado delirio de ser notado, de ser observado, que con tanta nitidez aflora en la sintomatología de las enfermedades paranoides y que puede presentarse también como una enfermedad separada o entreverada con una neurosis de transferencia. La incitación para formar el ideal del yo, cuya tutela se confía a la conciencia moral, partió en efecto de la influencia crítica de los padres, ahora agenciada por las voces, y a la que en el curso del tiempo se sumaron los educadores, etc. Como enjambre indeterminado e inabarcable de todas las otras personas del medio. Grandes montos de una libido en esencia homosexual fueron así convocados para la formación del ideal narcisista del yo, y en su conservación encuentran drenaje y satisfacción. La institución de la conciencia moral fue en el fondo una encarnación de la crítica de los padres, primero y después de la crítica de la sociedad. Las voces y esa multitud que se deja indeterminada son traídas ahora a la luz por la enfermedad, a fin de reproducir en sentido regresivo la historia genética de la conciencia moral. Psicosis. Al censor del sueño en el ideal del yo y en las exteriorizaciones dinámicas de la conciencia moral. El Sentimiento de sí se nos presenta en primer lugar como expresión del grandor del yo. Todo lo que uno posee o ha alcanzado, cada resto del primitivo sentimiento de omnipotencia corroborado por la experiencia, contribuye a incrementar el sentimiento de sí. Este depende de manera particularmente estrecha de la libido narcisista. Para ello nos apoyamos en estos dos hechos fundamentales: en las parafrenias aquel aumenta, en el enamoramiento, el no ser amado deprime el sentimiento de sí, mientras que el ser amado lo realza. El ser-amado constituye la meta y la satisfacción en la elección narcisista de objeto. La investidura libidinal de los objetos no eleva el sentimiento de sí. La dependencia respecto del objeto amado tiene el efecto de rebajarlo. El que ama ha sacrificado un fragmento de su narcisismo y sólo puede restituírselo a trueque de ser amado. El sentimiento de sí parece guardar relación con el componente narcisista de la vida amorosa. La percepción de la impotencia de la propia incapacidad para amar a consecuencia de perturbaciones anímicas o corporales, tiene un efecto muy deprimente sobre el sentimiento de sí. Sentimiento de inferioridad. La fuente principal de este sentimiento está en el
empobrecimiento del yo. Por obra de las aspiraciones sexuales que han eludido el control. La inferioridad y la atrofia orgánica. La neurosis se sirve de ellas como pretexto. Las referencias del sentimiento de sí con el erotismo pueden exponerse en algunas fórmulas. Hay que distinguir dos casos, según que las investiduras amorosas sean acordes con el yo, o al contrario, hayan experimentado una represión. En el primer caso, el amar es precisado como cualquier otra función del yo. El amar en sí como ansia y privación, rebaja la autoestima, mientras que ser amado, poseer el objeto amado, vuelven a elevarla. El caso de la libido reprimida, la investidura de amor es sentida como grave reducción del yo, la satisfacción de amor es imposible, y el re-enriquecimiento del yo sólo se vuelve posible por el resto de la libido de los sueños. El desarrollo del yo consiste en un distanciamiento respecto del narcisismo primario y engendra una intensa aspiración a recobrarlo. Este distanciamiento acontece por medio del desplazamiento de la libido a un ideal del yo impuesto desde fuera; la satisfacción se obtiene mediante el cumplimiento de este idea. Una parte del sentimiento de sí es primaria, el residuo del narcisismo infantil, otra parte brota de la omnipotencia corroborada por la experiencia, y una tercera de la satisfacción de la libido de objeto. El ideal del yo ha impuesto difíciles condiciones a la satisfacción libidinal con los objetos, haciendo que su censor rechace por inconciliable una parte de ella. Donde no se ha desarrollado un ideal así, la aspiración sexual correspondiente ingresa inmodificada en la personalidad como perversión. El enamoramiento consiste en un desborde de la libido yoica sobre el objeto. Tiene la virtud de cancelar represiones y de restablecer perversiones. Eleva el objeto sexual a ideal sexual. El ideal sexual puede entrar en una interesante relación auxiliar con el ideal del yo. Donde la satisfacción narcisista tropieza con impedimentos reales, el ideal sexual puede ser usado como satisfacción sustitutiva. Entonces se ama, siguiendo el tipo de relación narcisista del objeto, lo que uno fue y ha perdido. Este remedio tiene particular importancia para el neurótico que por sus excestivas investiduras de origen se ha empobrecido en su yo y no está en condiciones de cumplir su ideal del yo. Desde el ideal del yo parte una importante vía para la comprensión de la psicología de las masas. La insatisfacción por el incumplimiento de ese ideal libera libido homosexual que se muda en conciencia de culpa.
FREUD, S.: CONFERENCIA n° 16, PSICOANALISIS Y PSIQUIATRIA (1916) La omisión del paciente ilustra la relación del recién llegado con el médico. En la entrevista se portaría con total descortesía y falta de respeto si desde el comienzo mismo no se le pusiera un dique a su arrogancia mediante una tajante reconvención. Acción sintomática, la conciencia de quien la consuma ignora el proceso cuya marca es la acción misma: ninguno de los pacientes que han dejado abiertas ambas puertas admitirían que mediante esa omisión quisieron testimoniarme su menosprecio.
Mujer que sufre como si admitiera la total justificación de esos celos, cuando sólo tiene una carta anónima como prueba, inaccesible a argumentos lógicos y tomados de la realidad, ideas delirantes. Delirio de celos. Si una idea delirante no puede ser desarraigada refiriéndola a la realidad, no ha de provenir de esta. Fue la propia paciente la que provocó la carta anónima comunicándole a la mucama que su máxima desventura sería que su marido mantuviera amoríos con una mujer joven. Había dentro de ella un intenso enamoramiento por un hombre joven, ese mismo yerno que la instó al análisis. Un enamoramiento así no puede devenir conciente, no obstante persistió, y como inconsciente ejerció una seria represión, y el alivio lo ofreció el mecanismo de desplazamiento, entonces su conciencia moral se descargaba del peso de la infidelidad. La idea delirante, deja de ser incomprensible, cobra pleno sentido. Es necesario como reacción frente a un proceso anímico inconsciente. La vivencia que hay tras la contracción de la enfermedad determina unívocamente que habría de engendrarse una idea de celos y ninguna otra cosa.
FREUD, S.: CONFERENCIA n° 26, LA TEORÍA DE LA LIBIDO Y EL NARCISISMO (1917) TEORIA DE LA LIBIDO Diferenciación entre Pulsiones yoicas (energía interés) y pulsiones sexuales (energía libido). La represión nos mostró que ambas pueden entrar en oposición recíproca y entonces las pulsiones sexuales son formalmente sometidas y obligadas a procurarse satisfacción por rodeos regresivos, luego de lo cual su indomabilidad las resarce de su derrota. No recorren el mismo camino de desarrollo ni entran en idéntico vínculo con el principio de realidad. Las pulsiones sexuales se enlazan con el estado afectivo de la angustia mucho más íntimamente que las pulsiones yoicas. Sólo puede cuestionársenos la importancia que atribuimos a esa separación. Ambas se nos presentan como unas designaciones de fuentes energéticas del individuo. La sexualidad es la única función del organismo vivo que rebasa al individuo y procura su enlace con la especie. Al precio de un placer elevado le depara peligros que amenazan su vida y con bastante frecuencia se la cobran. En neurosis de transferencia, las pulsiones sexuales entran en pugna con las de autoconservación. Delirio de grandeza en la demencia precoz, lo compara con el enamoramiento normal donde el objeto tiene una sobrestimación sexual, lo que pasa es que en aquel, la libido es retirada de
los objetos del mundo exterior y llevada al yo, que es tomado como aquel objeto. Esto es el narcisismo. De la historia del desarrollo de la libido de objeto, tendríamos que reconocer que muchas pulsiones al comienzo se satisfacen sobre el cuerpo propio, autoerotismo. Suponemos que en condiciones normales, la libido yoica se traspone sin impedimentos en libido de objeto, y esta puede recogerse de nuevo en el interior del yo. Condiciones normal, el enamoramiento, afecciones orgánicas y el estado de dormir. En el estado del dormir se han restablecido el estado originario de la distribución de la libido, el narcicismo pleno, en el cual libido e interés yoico moran todavía unidos e inseparables en el interior del yo que se contenta a sí mismo. Narcisismo complemento libidinal del egoísmo. El egoísmo cuidará después de que la aspiración de objeto no traiga perjuicios al yo. Enamoramiento: El objeto atrae una parte del narcicismo del yo y se produce la llamada sobrestimación sexual del objeto. Si en cambio, se produce la trasmisión altruista del egoísmo al objeto sexual, este cobra máximo poder, deglute al yo. Sueño: Es posible que los restos diurnos deban a un enlace preexistente con lo inconsciente reprimido una parte de la resistencia que oponen al recogimiento de la libido dispuesto por el deseo de dormir. Enfermedad orgánica: Desasimiento de la libido respecto de sus objetos, esta es recluida al yo como investidura reforzada de la parte enferma del cuerpo. Comprensión de la hipocondría. El supuesto de que la libido de objeto puede transponerse en libido yoica y que por tanto es preciso tener en cuenta una libido yoica, se nos presentó como el único que podía solucionar el enigma de las llamadas neurosis narcisistas. La libido, convertida en narcisista, no puede entonces hallar el camino de regreso hacia los objetos, y es este obstáculo a su movilidad lo que pasa a ser patógeno. Parece que la acumulación de esta no se tolera más allá de cierta medida. La diferencia entre las neurosis narcisistas y las neurosis de transferencia, es la fijación decisiva en el desarrollo libidinal, permitirá la irrupción hasta la formación de síntomas. Probablemente sea en el estadio narcisista primitivo al que la demencia precoz vuelve atrás en su desenlace final. El intento de poner la libido nuevamente en los objetos responden a un intento de curación o de restitución. En la demencia precoz pareciera que en ese intento de recoger nuevamente los objetos del mundo exterior solo pudiera recogerse la sombra de estos, las representaciones-palabra que les corresponden. Paranoias, sus formas son descritas según el contenido del delirio: -
delirio de grandeza, consecuencia directa de un aumento del yo por recogimiento de las investiduras libidinales de objeto, delirio de persecución, el perseguidor es del mismo sexo que el perseguido, normalmente una persona antes amada. Defensa ante un avance de libido homosexual hiperintensa. Mudanza de amor en odio. Se produce una trasposición de mociones libidinosas en angustia, resultado regular del proceso de la represión.
-
delirio de amor (erotomanía), delirio de celos, etc.
La imposibilidad de abordar la idea delirante mediante argumentos lógicos y experimentos reales se explica, por el vínculo inconsciente que es representado y sofrenado por la idea delirante. Melancolía, ha retirado del objeto su libido y vuelta al yo pero por una identificación narcisista con ese objeto, este se erige dentro del yo y se lo trata al yo como a aquel. Sale a la luz la ambivalencia, se dirigen a una misma persona sentimientos contrapuestos, de ternura y hostiles. Además existe una identificación histérica Por el delirio de observación, se ve que en el interior del yo existe realmente una instancia que de continuo observa, critica y compara, y que de tal modo se contrapone a la otra parte del yo, mide su yo actual y cada una de sus actividades con un yo ideal, que él mismo se ha creado en el curso de su desarrollo. A la instancia de observación de sí la llamamos conciencia moral, es el censor yoico, la misma que por las noches ejerce la censura sobre los sueños, y de las que parten las represiones de las mociones de deseo no permitidas. En el caso del delirio de observación esta se descompone y da a conocer que proviene de los padres y figuras con las cuales se ha identificado en la vida. Estado de angustia, es inadecuado siempre y esta inadecuación se vuelve evidente cuando alcanza un grado más alto. En tal caso perturba la acción, huida o defensa, y la acción es la única adecuada y la que sirve a la autoconservación.
CLINICA PSICOANALITICA LACANEANA En primer lugar, entender la lógica de los tres registros: Imaginario, Simbólico y Real. De donde parten todas las teorías de Lacan. LOS TRES REGISTROS (I-S-R) IMGINARIO
Dimensión por la cual se desarrolla el pensar en imágenes. Registro que da cuenta de la constitución del yo a través de la experiencia del estadio del espejo donde se origina una identificación imaginaria a partir de la imagen especular que es tomada como modelo y le permite al bebé tomarse como una totalidad frente a su incoordinación motriz (fragmentación). Esto da lugar al YO IDEAL.
SIMBÓLICO
Es el registro de la palabra (interviene el lenguaje, signos). Se termina de instaurar la instancia psíquica por donde el niño atraviesa en el estadio del espejo ya que además de adquirir una imagen especular adquiere identificaciones simbólicas por medio de significantes que pronuncian sus padres, lo cual constituye lo que Lacan llama rasgo unario. El bebé incorporará las palabras que oye y generará su identidad lo que impedirá que el sujeto quede atrapado sólo en el mundo imaginario. Este rasgo unario devendrá el núcleo del IDEAL DEL YO
REAL
En el seminario II “Introducción del Gran Otro” Lacan refiere algunas afirmaciones Lo real es lo que no habla: Los planetas no hablan porque son reales, son completos, pueden ser hablados, pueden ser objeto del lenguaje. Lo real es lo que vuelve siempre al mismo lugar: Lo real no se puede poner en palabras (la angustia, el trauma, lo inimaginable), carece de representación icc. Es el punto donde el saber hacer agua por lo tanto se produce la repetición. Es aquello de lo cual no se sabe nada. Más adelante lo define como aquello que no es imaginario ni se puede simbolizar. Diferente del concepto de realidad que es una entrecruzamiento entre lo simbólico y lo imaginario. Lo real aparece en el campo de la sexualidad, la muerte, el horror y el delirio, aquello del orden de lo desconocido y de lo cual el sujeto se interroga. Es lo que no podemos pensar, imaginar o representar, la dimensión de lo que no podemos situar. Cuando Lacan dice “significante en lo real” quiere decir que el significante se introduce en lo real del lenguaje, en cuanto se habla o se empieza a contar.
Con respecto a la Psicosis, debemos entender qué es la metáfora paterna y cuestiones relacionadas al Sem. 5 LACAN, J.: SEMINARIO 5: LAS FORMACIONES DEL INCONSCIENTE (1957/8) CLASE VIII: LA FORCLUSIÓN DEL NOMBRE DEL PADRE “La metáfora paterna concierne la función del padre” afirma Lacan. Se le da el nombre de función paterna a una función que limita al deseo de la madre escindiendo la unidad que inicialmente forman la madre y el infante. El padre lacaniano es una función simbólica. Los tres registros del padre participan en el CdeE pero lo que determina la estructuración del sujeto es ese aspecto simbólico.
Padre imaginario: Las distintas versiones del padre que ejerció esa función Padre simbólico: El padre que en algún momento resulta amenazante para el hijo para poder separarlo de la madre, es decir, donde el niño encuentra al padre en la madre, el deseo de la madre va más allá de él. Padre real: Persona que encarna la función.
Lo que crea la función del padre es el significante del nombre del padre. El padre en el psicoanálisis no es un personaje real, sino una metáfora. Dicha metáfora tiene como objetivo hacer valer la prohibición del incesto en el lazo madre-hijo articulando ley y deseo, por tanto introduce el deseo en el campo de la ley, entonces, este significante es fundante de la ley, ordenador de los significantes del Otro, introduce la falta en la madre. La metáfora paterna es la sustitución de un significante (DM) por otro significante (NP) que produce un efecto de significación nueva (-e falo imaginario)
Es un significante que viene a ocupar el lugar de otro significante (viene a sustituir el deseo de la madre). Lo que había en el lugar del deseo de la madre como incógnita ahora es ocupado por la Ley de la prohibición incestuosa. A esto es a lo que Lacan denomina metáfora paterna y culmina a partir del declinamiento del proceso edípico, momento máximo de introyección de los valores culturales.
La ley establece el límite a la demanda y el niño se encuentra con un tope a la omnipotencia de la madre, inscribe que el otro no está completo, lo que le falta es el falo. Esto produce una sustitución del DM por el NP, el cual se simplifica.
Al simplificarse aparece un plus de significación que es la significación fálica, aquello que se desea que fa vueltas como enigma es el falo, la madre busca el falo que tiene el padre (su falta, su deseo). Dicha instauración de la ley abre el campo objetal exogámico. La metáfora paterna es la vertiente sincrónica del CdeE.
CLASE X: LOS TRES TIEMPOS DEL EDIPO LOS 3 TIEMPOS DEL EDIPO Es la vertiente diacrónica del CdeE, es decir, el despliegue en el tiempo de la metáfora paterna. Se presenta como una sucesión en tiempos lógicos, no cronológicos, cada tiempo es condición de posibilidad del siguiente. 1ER TIEMPO Supone como acción previa el pasaje de la necesidad a la demanda, donde el infante se encuentra con el Otro codificando el llanto, poniendo un código (¡tiene hambre!) y ofreciendo un objeto que en principio es real (pecho) y luego simbólico (como signo de amor del Otro) lo cual instaura la demanda de amor. El bebé se identifica a imagen y semejanza de lo que a la madre le falta, siendo lo que el Otro necesita (le falta). Lo que está en juego es el falo (lo que le falta a la madre) lo cual representa el primer encuentro del sujeto con la falta del Otro, esto se encuentra presente en tanto la madre inscribió la falta y construyó la ecuación simbólica y es por eso que puede tener un vínculo con el niño, en busca del falo y sostener así la ilusión de completud (tríada imaginaria). El falo en este momento es un objeto imaginario al cual el niño anhela identificarse viene a cubrir aquello que falta, es un señuelo que obtura la falta en la madre. El niño es el falo de la madre y ésta por tenerlo a él es la madre fálica. El niño desea ser el objeto de deseo de su madre y para esto toma de la madre su deseo, se convierte en lo que la madre desea. Se trata del falo imaginario, el niño es el falo, la madre tiene el falo, el padre (real) no aparece, en esta instancia aparece velado, se encuentra ubicado como portador del falo, como padre simbólico. Se arma la dupla completa madre-niño, ambos fálicos, uno lo tiene y el otro lo es (estado de fusión, identificación primaria). 2DO TIEMPO Ambos dejan de ser el falo y de tenerlo respectivamente pero hay personaje que lo es: el padre. En este tiempo el niño ya no completa a la madre, el falo se independiza del niño y el padre aparece como falo omnipotente que puede privar al deseo de la madre en una doble dirección: priva al niño de su objeto de deseo y a la madre de su objeto fálico. El padre irrumpe como prohibidor, privando al deseo de la madre y apoyándose en la ley del incesto que tiene doble vertiente 1) no yacerás con tu madre (al hijo); 2) no reintegrarás tu producto (a la madre). En este momento se produce la caída de la madre fálica privando a la madre de ese objeto que encarna el hijo (falo simbólico). El padre en este momento es imaginario porque el niño lo imagina como la ley, representa al padre terrible que logra que el niño se
sienta amenazado. Para que la privación sea efectiva es imprescindible no sólo que la madre se dirija al padre sino que el padre no quede dependiente del deseo de la madre.
3ER TIEMPO El padre aparece como donador de algo que le permite al niño abandonar a la madre e ir hacia la exogamia diciendo que NO al objeto incestuoso pero sí a los demás. Cara prescriptiva de la ley: articula deseo y ley, es porque se está dispuesto a perder que se va a poder desear. En este momento el padre es real, es el padre de la castración, transmite la ley porque él mismo está atravesado por ella, eligió abandonar el objeto incestuoso para estar con otra mujer y transmitir la ley. Ahora también el padre pierde su valor fálico, se lo reconoce al padre dependiente de una ley exterior a él mismo, el falo se tiene pero no se es, el falo se encuentra por fuera del padre y queda instaurado en la cultura.
Lacan hace unas modificaciones en cuanto a la psiquiatría. Además de cuestionar ciertos aspectos de De Clerambault, también hace una crítica a Kraepelin en relación a su definición de paranoia. LACAN, J.: SEMINARIO 3: LA PSICOSIS (1955) CLASE II: SIGNIFICACIÓN DEL DELIRIO Kraepelin: La paranoia se distingue de las demás psicosis porque se caracteriza por el desarrollo insidioso de causas internas, y según una evolución continua, de un sistema delirante, duradero e imposible de quebrantar, que se instala con una conservación completa de la claridad y el orden del pensamiento, la volición y la acción.” Lacan Contradice todos los datos de la clínica. El desarrollo no es insidioso, siempre hay brotes, fases. Momento fecundo, siempre es sensible al inicio de una paranoia; Siempre hay una ruptura en lo que Kraepelin llama más adelante evolución continua del delirio dependiente de causas internas, no puede limitarse su evolución a causas internas. Cuando se buscan las causas desencadenantes de una paranoia, siempre se pone de manifiesto un elemento emocional en la vida del sujeto, una crisis vital que tiene que ver efectivamente con sus relaciones externas. El sistema delirante varía. La variación depende de la interpsicología, a las intervenciones del exterior, al mantenimiento o no a la perturbación de cierto orden en el mundo que rodea al enfermo. Busca en el curso de la evolución de su delirio, hacer entrar esos elementos en composición con este. Hay que saber qué son la claridad y el orden.
El pensamiento, la volición, y la acción, hay que definirlos no a partir de ellos como nociones establecidas. La ambigüedad de lo hecho en torno a la noción de paranoia se debe quizás a una insuficiente subdivisión clínica. Crítica de Freud a Kraepelin: Freud muestra que hay una época que no está ligada a la enfermedad. En la Paranoia podemos llamar este tiempo como un tiempo de salud aparente. Lo que la psiquiatría nombra como abulia, falta de contacto con el exterior, etc, FREUD, lo explica con el retiro de la libido del mundo. Cuando Schreber dice “ hombrecitos hechos a laligera”, es la forma en que indica que esos objetos, en el sentido de objetos de amor, no tienen consistencia que les da la libido a las personas. Freud dice: “En todo caso, para la paranoia, lo internamente suprimido, cancelado, rechazado, retorna desde el exterior” Freud retoma “lo rechazado”, Verwefung. Lacan resuelve el problema de lo exterior con lo interior. Se trata de si algo está inscripto en lo simbólico o si no lo está.
LACAN, J.: EL ESTADIO DEL ESPEJO COMO FORMADOR DE LA FUNCIÓN DEL YO (1953) Lacan se basa en el texto de Freud “Introducción del Narcicismo” donde el autor plantea que para que se genere un yo hace falta un nuevo acto psíquico que nunca especifica. El narcicismo es considerado por Freud como un proceso secundario, es decir, el yo no existe desde el principio de la vida. A este acto Lacan lo va a denominar identificación. Tres tesis que propone Lacan:
El yo es una construcción imaginaria o CONSTRUCCIÓN: dado que el YO no existe desde sus orígenes, debe ser construido mediante operaciones psíquicas. o IMAGINARIA: Se constituye en base a una imagen tomada como modelo. El sujeto queda fascinada por esa imagen singular a la que se quiere parecer. Aparece el registro S que determina esta constitución a partir de la inclusión de ciertos significantes. El yo es otro
Primero el sujeto ve afuera la imagen del Otro (A) y este deviene luego yo i(A). El yo se basa en una alienación. El sujeto toma la imagen del otro para constituirse.
El yo tiene una función de desconocimiento
El yo se constituye velando la fragmentación, nace velando la falta. El centro del análisis es el deseo y lo que revela el psicoanálisis es que el yo trata de desconocer esa falta, la castración.
El yo se desinteresa de la realidad, ama la unificación de uno mismo y no quiere dar cuenta de la fragmentariedad. PARTES ESTADIO DEL ESPEJO Anteriormente a la experiencia del estadio del espejo la realidad del sujeto se presenta como caótica, luego de esta operación la imagen del cuerpo le permite ubicar lo que es y lo que no es del yo. 1. RECORTE DE LA IMAGEN El niño es capturado por una imagen peculiar con la cual se ve enfrentado y genera tensión entre lo que ve (una totalidad) y lo que siente (fragmentariedad, incoordinación motriz), ya que aparece una imagen unificada de sí mismo pero al mismo tiempo siente fragmentariedad corporal. Decide resolver esta tensión asumiendo la imagen que ve como propia.
2. VUELTA HACIA EL ADULTO Se produce en el sujeto la ilusión de ser una imagen unificada, pero para que esto se vea posibilitado es condición la presencia del Otro (A). El niño entonces vuelve hacia el Otro buscando una referencia y este lo introduce en la dimensión de lo simbólico (aparece el registro S) insertando los determinantes estructurales de la constitución del yo, por medio de la afirmación “sí, sos vos”, a la cual se adhieren un conjunto de adjetivos que lo caracterizan “¡sos lindo, inteligente, simpático!” Es así como el Otro introduce al sujeto en el campo del lenguaje. A partir de estas palabras el sujeto da cuerpo a su identificación imaginaria. El niño recorta en ese momento gestos, palabras, el sujeto va a querer garantizarse la presencia del Otro tratando de construirse a imagen y semejanza de lo que el Otro desea, por tanto los dichos y mímicas de A tienen un poder enorme. Por medio de esta identificación simbólica se produce el rasgo unario (signo). Este rasgo tiene que ver con contar para el Otro, tener un lugar para el Otro, es un signo extraído del campo del Otro. Constituye el núcleo del IDEAL DEL YO. Es un signo del amor del Otro. Este se incorpora a través del mecanismo simbólico de la introyección por tanto uno se unifica en el espejo porque tiene la ilusión de encarnar el falo del Otro. El rasgo unario es la marca ágrafa que inaugura el lugar donde va el ideal.
3. VUELTA AL ESPEJO. AJETREO LÚDICO Luego de escuchar las palabras del adulto el niño vuelve al espejo y muestra satisfacción frente a esta, asumiendo como propia una imagen que no le es i(A) e invistiéndola con un plus libidinal. Es así como el niño muestra expresiones de júbilo que ponen en evidencia la IDENTIFICACIÓN acontecida (identificación con un Otro, a imagen y semejanza) permitiendo el pasaje de las pulsiones parciales a la constitución yoica. Se comienza a ejercer la motricidad pareciéndose a quien se quiere parecer, asume una identidad enajenante que marca todo su desarrollo mental.
Es necesario el narcicismo del Otro como condición de posibilidad del narcisismo propio. El Otro es quien orienta al sujeto de una forma determinada (proyección imaginaria) para que se unifique, identificándose a imagen y semejanza de lo que al Otro le falta para garantizarse su presencia Para que el niño pueda verse unificado en el espejo debe haber sido previamente unificado por los padres, ocupando un lugar como ideal de los padres (lo que les falta). “su majestad el bebé” (estado de completud imaginaria). YO IDEAL.
YO IDEAL (lo que yo querría ser): Proyección imaginaria. Narcisismo perdido en la infancia. IDEAL DEL YO: Introyección simbólica. Ideales del Otro sobre mí. Determina que yo tengo mis propios ideales, una exigencia impuesta por el Otro. Es en realidad el Ideal del Otro, son los que encarnan esa función. YO REAL: El yo tal cual es.
Con respecto al recorrido de la neurosis, la pregunta neurótica, el deseo tanto en la histeria, neurosis obsesiva como en la fobia, es necesario conocer de qué se trata la tríada necesidad-demanda-deseo. NECESIDAD Revisión de la experiencia mítica de satisfacción en Freud. El viviente parte al encuentro del objeto particular de la necesidad, que la satisface mediante el llanto, el cual va a ser codificado (ej: hambre) por el Otro (A) de los primeros cuidados (función materna) que va a transformar ese grito en pedido, significándolo, es decir, dándole un código y proporcionándole un objeto real de goce (pecho, mamadera). Por consiguiente ese objeto adecuado se pierde ($) junto con la necesidad ya que el pedido sólo se articula en significantes pasando a formar parte de la cadena significante existente antes del sujeto. Por lo tanto la necesidad de convierte en demanda, este pasaje concluye en la pérdida de la necesidad y la sujeción del sujeto al significante por ende el vector de la intencionalidad de la necesidad concluye con un sujeto dividido. Las necesidades para poder ser atendidas por otro tienen que pasar sí o sí por el campo de la demanda, tienen que poder ser pedidas. La necesidad es un objeto adecuado a la supervivencia del individuo y de la especie buscando un objeto determinado con el cual satisfacerlo. Responde al orden de lo biológico, son las necesidades que es necesario cubrir. Se sitúa en el Grafo 1- Célula elemental del Grafo.
DEMANDA La demanda como tal es articulable a la cadena significante, ya que el campo de la demanda es el campo de la palabra. En la medida en que interviene el lenguaje se sustituye esa interpretación, ese llanto, (¡tiene frío!), se codifica. La necesidad se pierde por la existencia del lenguaje. Cuando el niño llora su madre interpreta dicho llanto como una demanda y responde a ella. Con la interpretación que construye, la madre introduce al niño en el campo de la palabra (¡quiere comer!; ¡quiere la teta!) Y allí comienza lo específicamente humano ya que no es sólo necesidad lo que se juega, se convierte en una demanda de amor. Se sitúa en el Grafo 2- Demanda, enunciado.
DEMANDA DE SATISFACCIÓN: Por un tiempo el infante se satisface a través del pecho y demanda el objeto (real) que le es proporcionado. DEMANDA DE AMOR: Poco a poco su atención pasa del objeto a la persona advirtiendo que quien provee el objeto es el Otro por consiguiente el objeto ya no va a valer tanto por sí mismo sino en tanto garantiza la presencia del Otro (madre), el objeto comienza a valer en tanto signo de amor del Otro, la demanda de satisfacción se transforma en demanda de amor (esto es posible mediante el lenguaje). Ya no se pide sólo al objeto sino lo que se lo pide a otro. Los objetos simbolizan el amor del Otro. Para garantizarse la presencia del Otro el niño se constituye a imagen y semejanza de lo que a la madre le falta (1er tiempo del Edipo – Estadio del espejo).
DESEO Se sitúa en el Grafo 3 – Deseo
El deseo es posible de ser capturado a través de la palabra en tanto este se encuentra articulado a la cadena significante, pero no puede decirse en palabras. Aquí se observa cómo entre el deseo y la demanda se produce una escisión (Spaltung). En primer lugar, el deseo es el deseo del Otro. Este postulado lo toma de Hegel del capítulo “la dialéctica del amo y del esclavo” donde el autor define al deseo humano como el deseo del Otro. Se necesita un deseo que se pose sobre otro deseo, es decir, sobre el deseo mismo. Se desea el deseo del Otro. Se quiere ser lo que el Otro desea, ser parte de su deseo. Diferente a la Necesidad, el deseo tiene que ver con un fin no vital que es conseguir ser un valor, alguien significativo para el otro. El deseo no se satisface sino que se “realiza” como deseo.
El deseo adviene como la falta de un objeto, en su surgimiento está motorizado por la pérdida. No se desea lo que uno ya tiene, es siempre, metonímicamente, deseo de otra cosa. El deseo es el deseo del Otro. Se entiende como, el sujeto quiere ser objeto de deseo del Otro y objeto de reconocimiento también. Deseamos ser deseados por un Otro. El deseo se caracteriza por ser insatisfecho, se desea aquello de lo que se está en falta. Ser o no ser el falo. La falta quiere decir que el sujeto en el campo del deseo aparece como falta.
Entre la necesidad y la demanda hay un resto que es el deseo. En el grafo 3 aparece el sujeto barrado, quien está condenado a hablar y como consecuencia de esto cuando pide algo debe dirigirse al A, pero cuando el sujeto pide hay algo que no termina en el Otro para que la necesidad quede efectivamente satisfecha lo cual deja un resto que es el deseo (diferente de instinto animal). Más allá de lo que el sujeto demanda, más allá de lo que A demanda se encuentra el Deseo del Otro. Con lo que el sujeto se topa entonces es con la falta, el significante que inscribe esa falta es el falo simbólico. El A entonces no permanece completo y es entonces cuando se pregunta por el deseo del Otro, ¿qué
quieres? (che vuoi?) pero esta pregunta le vuelve formulada desde el Otro de manera invertida (¿qué me quieres?) en relación a “qué soy yo para el Otro”, lo cual es una pregunta que carece de respuesta, es insoportable en tanto genera angustia y es resuelta anticipadamente por el fantasma, el sujeto construye una escena que lo sostiene en relación al deseo. El sujeto armará una respuesta a través del fantasma “me quiere para… o porque” y se ubicará como ese objeto que supone al Otro le falta.
Para entender la noción de la pregunta neurótica que Lacan hace en relación a la histeria, ¿qué es ser una mujer? Necesitamos comprender que todo parte de que no hay significante alguno para representar a la mujer, de ahí se desprende su famosa frase “la mujer no existe”, y “no hay relación sexual”: “NO HAY RELACIÓN SEXUAL” Los síntomas tienen un sentido sexual, pero se refieren al sexo como ausente, como imposible de verbalizar y de cifrar. "No hay relación sexual" es una fórmula inédita de Lacan para dar cuenta de este descubrimiento freudiano. La verbalización del sexo, como un lugar vacío da cuenta de que en el inconsciente hay algo que no se inscribe. Se inscribe, se cifra el Uno fálico y solo él. El Otro del Uno no se inscribe en el inconsciente, hay una falla. No existe el significante para decir los dos sexos, el inconsciente tiene solamente un significante, el significante Uno, el falo. Es segregativo, en su ciframiento, no conoce la mujer. No tiene un significante para representarla, de ella no sabe y no puede saber, y es por ello que la relación sexual no existe, ya que no hay ciframiento en el Icc de la relación entre Uno y Otro (el Otro como la mujer forcluida en el Icc). La forclusión del Otro sexo implica la forclusión del goce Otro. La inclusión del goce fálico y la forclusión del goce Otro en el inconsciente, determinan la imposibilidad de la relación entre los dos goces. La no relación sexual consiste en decir que el cuerpo a cuerpo amoroso no une, no hace relación y que cada uno goza solo y ninguno de los dos goza del otro. Es por este motivo que lacan postula el aforismo “LA MUJER NO EXISTE” Lacan retoma su polémica fórmula “la mujer no existe”, pero parafraseándola como “no hay LA mujer”. Así puede entenderse con toda claridad que lo que Lacan cuestiona no es el sustantivo “mujer”, sino el artículo definido “la”, que en francés, como en otros idiomas, indica universalidad. Esta universalidad es precisamente la característica de la que carece la mujer; las mujeres “no se prestan a la generalización, ni siquiera a la generalización falo-céntrica”. Entonces, Lacan tacha ese artículo definido cuando precede a la palabra “mujer”. Lacan llega a hablar de la mujer como “no toda” (pas-toute). A diferencia de la masculinidad, una función universal que se funda en la excepción fálica (la castración), la mujer es un no universal que no admite excepción.
La mujer, entonces, puede ser comparada con la verdad, ya que comparte con esta la lógica del no-todo (no hay “todas las mujeres”, como es imposible decir “toda la verdad”). La mujer es con lo que el hombre no se sabe arreglar, ella es síntoma del hombre, lejos de ser pensada como objeto de satisfacción. Por tanto si no hay relación sexual, ya que no hay correspondencia, la forma que se tiene de gozar es sintomática. La no relación que existe entre el hombre y la mujer pone en evidencia que el lazo entre los elementos es inexistente, indica que el modo paradojal de enlazarse con el Otro es siempre sintomático.
En relación a las fobias. La angustia en Lacan, el objeto a. EL OBJETO a Su antecedente en Freud equivale al objeto perdido del deseo en la experiencia mítica de satisfacción, quedando la inscripción de éste como perdido en la huella mnémica, el cual se va a ubicar como causa de la repetición en tanto este objeto se sigue buscando. Cronología del estatuto del objeto a: Estatuto imaginario: como identificación a la imagen especular i(a). Imagen como causa de la construcción del yo. Estatuto del objeto a como cuerpo en lo imaginario. Estatuto simbólico: Como falo simbólico, significante del deseo, significante de la falta en A. Estatuto real: Como imposible, lo que se perdió y que, en tanto perdido, funciona como causa de deseo. Objeto perdido por efecto del lenguaje, constituye el fundamento del sujeto, en tanto la necesidad es interpretada por el otro y el objeto se pierde en la demanda, quedando como resto el deseo. El objeto a es pre-especular, anterior a toda interiorización, anterior a que el sujeto se capte en el lugar del otro como forma especular, lo que introduce para él la distinción entre un yo y un no-yo. A partir del estadio del espejo, el niño se identifica con la imagen especular facilitada por el deseo materno, lo que le otorga una unidad imaginaria, virtual, que lo unifica y a la vez lo enajena al campo del Otro. Cuando surge esta imagen los objetos pulsionales se convierten en resto. La pérdida que supone este objeto es particular en tanto:
a. se articula a una falta irreductible al significante b. deja un agujero estructural, una falla que se conceptualiza como objeto a. c. este agujero estructural se constituye como un vacío, que implica un corte
Lacan sostiene que es un objeto real, no pertenece ni al campo imaginario ni al campo simbólico, es decir que no tiene representación en el espejo, no tiene significación y no es inscribible por ningún significante. Está hecho de la textura imaginaria que el sujeto trae de su propio cuerpo y son objetos separables, que se desprenden del cuerpo y operan como
restos desprendidos por la operación de corte de la pulsión. Lacan retoma los objetos freudianos: el pecho y las heces, y le agrega otros dos, la mirada y la voz. El pecho al inicio es una parte indivisible del cuerpo del bebé, éste aun no diferencia un yo de un no-yo, por lo tanto lo concibe como propio. Las heces son sentidas por el niño como parte de su propio cuerpo que puede otorgar como regalo o no. La mirada, por más que emerja del sujeto, éste nunca tiene acceso a ella, en tanto mira al Otro. La voz, en el momento de nacer, el niño produce su primer grito, ese grito es un producto del organismo. Sin embargo de ese primer grito el Otro se apropiará y lo convertirá en llamado. Estas partes se separan y fundan el campo del Otro y del deseo a partir de su pérdida. El objeto a tiene dos vertientes: - Es causa del deseo, como pura función de empuje, de movimiento del deseo. No es un objeto susceptible de entrar al deseo como objeto, no es el objeto de deseo, no está en el porvenir, se encuentra en el pasado, en una función de la falta introducida por el lenguaje, el objeto como perdido. El efecto es justamente el deseo y el fantasma es un espejismo en relación a esta causa, es el sostén último de la función del falo como el que designa y permite orientar al sujeto en relación al deseo. El deseo causado circula posteriormente por la línea de los significantes de la demanda. (función del objeto en el deseo) - Es el plus de goce (función del objeto en la pulsión), objeto como punto de goce, lugar donde el cuerpo atrapa al goce. Por ende el objeto a es la confluencia entre deseo y goce; sin embargo entre estos hay una hiancia estructural imposible de reducir.