Economía Social y Solidaria y COVID-19 en Uruguay: estrategias de adecuación e incertidumbres en las organizaciones de la economía social y solidaria en el marco de la emergencia sanitaria Gerardo Sarachu Trigo, Felipe Stevenazzi Alén, Carla Assandri, Diego Barrios Álvarez, Dulcinea Cardozo Carrero, Cecilia Matonte Silva, Walter Oreggioni Marichal, Daniela Osorio Cabrera, Juan Riet Correa Pereyra y Gabriela Veras Iglesias Otra Economía, vol. 13, n. 24: 152-169, julio-diciembre 2020. ISSN 1851-4715
DOCUMENTO DE TRABAJO Economía Social y Solidaria y COVID-19 en Uruguay: estrategias de adecuación e incertidumbres en las organizaciones de la economía social y solidaria en el marco de la emergencia sanitaria Economia Social e Solidária e COVID-19 no Uruguai: estratégias de adequação e incertezas das organizações da economia social e solidaria em tempos de emergência sanitária Social and Solidarity Economy and COVID-19 in Uruguay: strategies of adequacy and uncertainties in the organizations of social and solidarity economy in the framework of the health emergency Gerardo Sarachu Trigo Felipe Stevenazzi Alén Carla Assandri Diego Barrios Álvarez Dulcinea Cardozo Carrero Cecilia Matonte Silva Walter Oreggioni Marichal Daniela Osorio Cabrera Juan Riet Correa Pereyra Gabriela Veras Iglesias
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Resumen: El presente documento busca reconocer un conjunto de prácticas y experiencias de las organizaciones del campo de la economía social y solidaria en el marco de la emergencia sanitaria del COVID-19, con relación a cuatro dimensiones; política, económica, social y de intercooperación. El relevamiento involucró entidades de segundo grado del sector asociativo. La emergencia sanitaria ha provocado alteraciones en algunos aspectos de las entidades de la economía social y solidaria, que van desde la ampliación de la participación en las organizaciones de carácter territorial, las dificultades en el plano de la movilización social, y las interrogantes acerca del nuevo contexto político y económico. En contexto de crisis, se reconoce la resiliencia de las organizaciones colectivas y la jerarquización de las personas como centro de entramado social y económico. Se identifican algunos desafíos abiertos para el campo de la economía social y solidaria a modo de agenda a seguir profundizando, buscando las conexiones entre las entidades. Palabras clave: emergencia, estrategias, cooperativas
Todas/os las/os autoras/es de este informe son docentes del Área Sector Cooperativo y Economía Social y Solidaria (Unidad de Estudios Cooperativos), del Servicio Central de Extensión y Actividades en el Medio (SCEAM), de la Universidad de la República, Montevideo, Uruguay. Este es un artículo de acceso abierto, bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-CompartirIgual 4.0 Internacional, siendo permitida su reproducción y adaptación dando crédito a su/s autor/es de manera adecuada, sin propósitos comerciales, y dando la misma licencia que la original en caso de distribución.
Gerardo Sarachu Trigo, Felipe Stevenazzi Alén, Carla Assandri, Diego Barrios Álvarez, Dulcinea Cardozo Carrero, Cecilia Matonte Silva, Walter Oreggioni Marichal, Daniela Osorio Cabrera, Juan Riet Correa Pereyra y Gabriela Veras Iglesias
Resumo: O documento elaborado tem por objetivo reconhecer um conjunto de práticas e experiências que as organizações do campo da Economia Social e Solidária realizaram durante a emergência sanitária vinculada ao COVID-19, em relação a quatro dimensões: política, econômica, social e intercooperação. A pesquisa esteve direcionada a entidades de segundo grau do setor associativo. As entidades de economia social e solidária se depararam com algumas mudanças perante o fenômeno da emergência sanitária, tais como, ampliação da participação das organizações de caráter territoriais, dificuldades em relação a mobilizações sociais, novos desafios dado o contexto político e econômico. Neste cenário de crise se aflora a resiliência das organizações coletivas e a premência das pessoas como centro das tramas sociais e econômicas. No entanto foram identificados alguns desafios que se abrem para o campo da economia social e solidária para seguir aprofundando como ejes de debate e buscar novas articulações entre as entidades. Palavras- chave: emergência, estratégias, cooperativas Abstract: This document seeks to recognize a set of practices and experiences of organizations in the field of social and solidarity economy in the framework of the health emergency of COVID-19, in relation to four dimensions; political, economic, social and inter-cooperation. The survey involved second-degree entities from this sectors. The health emergency caused alterations in some of the entities of social and solidarity economy aspects, ranging from the expansion of participation in territorial organizations, difficulties in its social mobilization, and questions about the new political and economic context. In this context of crisis, the resilience of collective organizations and the hierarchization of the people as the center of social and economic framework are recognized. Some challenges are identified for the field of social and solidarity economy agenda to be worked, such as seeking connections between the entities involved. Key words: emergency, strategies, cooperatives
Desde el Área Sector Cooperativo y Economía Solidaria (UEC) del Servicio Central de Extensión y Actividades en el Medio (SCEAM) realizamos un relevamiento sobre las estrategias, adecuaciones e incertidumbres que presentan las organizaciones de la economía social y solidaria (ESS) en Uruguay producto de la emergencia sanitaria. Con este trabajo nos proponemos una primera aproximación que habilite las necesarias y sucesivas acciones a realizar junto a las organizaciones sociales desde la Universidad de la República. Consideramos importante dar cuenta de los múltiples aspectos y dimensiones que los procesos cooperativos y asociativos autogestionarios suponen (Peixoto de Albuquerque, 2014). En ese sentido, entendemos la dimensión política de los procesos cooperativos y asociativos hacen a la toma de decisiones, al ejercicio de la democracia directa y también a los modos de expresar la voluntad colectiva que se propone transformar la sociedad, por su incidencia en las políticas públicas y procesos de participación en la construcción de agendas y propuestas. La dimensión económica no se reduce a los aspectos económico-financieros y contables de las entidades y tiene que ver con la organización de los modos de producción-reproducción, consumo, distribución e intercambio. La dimensión social de los procesos se relaciona con los modos que las entidades resuelven las necesidades de sus asociados y las comunidades de las que forman parte, los modos de vinculación y relacionamiento, las interacciones sociales y subjetividades que contribuyen a formar entre otros aspectos. Sin duda los procesos asociativos son parte de la producción colectiva y cultural en sentido amplio en tanto difunden ideas, valores, y prácticas en los diferentes ámbitos que sostienen la vida. Finalmente, la intercooperación hace referencia a las relaciones entre las organizaciones y el fortalecimiento, o no, de redes de cooperación. Nos interesa especialmente comprender en qué aspectos la economía social y solidaria (Guerra, 2010; Torrelli et al, 2019) puede construir respuestas ante situaciones de crisis, qué ausencias se registran y cómo se gestionan desde las organizaciones de representación y articulación las diferentes Otra Economía, vol. 13, n. 24, julio-diciembre 2020
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incertidumbres. Por otra parte, la información generada resulta pertinente como recurso didáctico para potenciar la actividad de enseñanza del equipo universitario, lo que permitiría ahondar en la comprensión de los procesos actuales por los que atraviesa la ESS y de los sujetos que la sustentan. Es importante reafirmar la perspectiva de comprensión crítica de los procesos colectivos, a los efectos de identificar las prácticas y estrategias que en este contexto vienen impulsando, para la que se proponen diferentes aproximaciones sucesivas. En esta primera aproximación ofrecemos una panorámica del campo identificando algunos problemas y desafíos generales. En futuras aproximaciones la mirada se detendrá en las prácticas y experiencias que se están desencadenando en algunas de las entidades y sus conexiones.
1. Caracterización de la crisis actual y desafíos para la ESS Analizar los avatares del campo en disputa de la economía social y solidaria (ESS) en este contexto de agudización de la crisis global con expresiones diferenciadas en los contextos nacionales, exige visualizar al mismo tiempo los impactos actuales y sus derivaciones que no son homogéneas entre las regiones y países. Tampoco son homogéneas al interior de los países, entre sectores, clases, territorios, regiones y colectivos diversos. Por último, son también importantes los impactos diferenciados en relación a la composición generacional y de género en el marco de las transformaciones globales en curso. El carácter estructural de la crisis donde opera la emergencia sanitaria producto del COVID-19, ha sido objeto de diversos ensayos y estudios que son importantes considerar como marco para el análisis de los diversos aspectos y escalas, fundamentalmente para comprender cómo posicionarse más allá de los efectos inmediatos. Podemos señalar “Sopa de Wuhan” como una recopilación interesante, en clave de desafíos abiertos e interrogantes incomodos, que invita a reflexionar desde el cuestionamiento al orden existente pensando otros posibles y necesarios. Desde una polifonía, la iniciativa de la editorial ASPO (Aislamiento Social Preventivo Obligatorio), busca analizar los “escenarios que se abren con la pandemia del Coronavirus, las miradas sobre el presente y las hipótesis sobre el futuro” (Agamben, et al., 2020:13). Estas contribuciones no generan inmunidad pero previenen ante “la nueva normalidad” como destino inexorable. Múltiples combinaciones y compilaciones de artículos1 dan cuenta de las incertidumbres que nos habitan, siguiendo Amador Fernández Savater (2020): Las medidas de excepción decretadas suponen una interrupción radical del sentido de la vida cotidiana: el trabajo, los niños, los vínculos, las logísticas cotidianas, los cuidados, la movilidad… Nos vemos enfrentados abruptamente a mil situaciones nuevas. Es posible intentar seguir una serie de instrucciones y realizar las operaciones que nos permiten adecuarnos a la situación, pero en realidad por todas partes se abren dudas, problemas, preguntas, fisuras. (Fernández Savater, 2020: s/p) Se trata de asumir y aprender a partir de la crisis que, como toda crisis, al mismo tiempo pone en evidencia y oculta, implicando múltiples desafíos para la extensión universitaria que a su vez se reconfigura en estos contextos. En consonancia con los planteos de Cano e Ingold (2020), entendemos que si bien existe un efecto inmediato de colocar a todas las personas en un mismo plano, no deben ocultarse las profundas desigualdades que constituyen el actual orden social y que afectan de forma 1
Ver el portal de “Zur. Pueblo de Voces” que realiza un seguimiento de la coyuntura recopilando diferentes aportes que permiten pensar en estos tiempos de intensificación reflexiva: https://zur.uy/hacer-comunidadseptima-compilacion-de-notas/ 154
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diferenciada a personas y colectivos: Una pandemia produce un efecto paradójico, por un lado se comporta de forma igualitaria (todos/as somos meras biologías penetrables por el virus), por el otro expone con crudeza las desigualdades sociales (hay quienes pueden resguardarse y quienes no, quienes pueden tener la atención adecuada y quienes no, quienes pueden seguir trabajando, quienes pierden su trabajo y quienes podrían vivir varias vidas sin trabajar). Funcionan en simultáneo las lógicas del aislamiento, de la desigualdad, y también, insistiendo, un sentido profundo de comunidad. La pandemia, la crisis y la incertidumbre atraviesan toda nuestra experiencia vital. Desde allí intentamos pensar y actuar. Si rechazamos la salida de los fanatismos, el pensamiento asume la deriva de la duda y las oscilaciones. (Cano, Ingold, 2020:1). En estos tiempos de distanciamiento físico, todas las experiencias de cercanía se ven profundamente afectadas y, al mismo tiempo, adquieren mayor visibilidad. Las prácticas solidarias que se expanden a diferentes niveles y lo colectivo, se configuran como elemento clave, tanto para transitar estos tiempos como para avizorar las alternativas. En ese sentido, visualizamos cuatro situaciones que requieren que estas estrategias asociativas se desplieguen y conecten entre sí, situaciones que a su vez responden a desigualdades estructurales persistentes pero que la crisis deja de manifiesto. Una primera situación que la consigna “quédate en casa” puso en evidencia es a quienes no la tienen, como por ejemplo las personas y colectivos en situación de calle. Ante esta problemática, las propuestas públicas de atención, la red socio asistencial existente y las políticas impulsadas, oscilan entre la persecución punitiva, la tutela o el abandono. Al mismo tiempo que se siguen produciendo tentativas de auto-organización con propuestas y acciones de los directamente afectados en su colectivo Ni Todo Está Perdido (NITEP),2 que denuncia y propone otros modos de acción en este campo. Otra situación que durante la pandemia emerge con dramatismo, es la cantidad y profundidad de las situaciones de personas y colectivos de trabajadoras y trabajadores precarizadas/os o que desarrollan su labor en condiciones de informalidad parcial o total. Entre estas, se destacan una diversidad de emprendimientos autónomos o asociados, en diversas formas de economía solidaria y popular. La compleja coyuntura que vivimos evidencia la fragilidad de las múltiples situaciones laborales que no tienen reconocimiento socio-laboral ni se integran en sistemas de protección social consistentes. La situación de las personas y colectivos vinculados a la clasificación y gestión de residuos sólidos urbanos, y el trabajo que junto a la Secretaría de Salud y Medio Ambiente de la central sindical (PITCNT), que en el marco del grupo de trabajo con relación a la reglamentación de la ley general se viene desarrollando y el Registro Nacional de clasificadores/as que el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social (MTSS) debe desarrollar, es un avance en este sentido. También el trabajo en relación con la Coordinadora Nacional de Economía Solidaria y el equipo de representación de los trabajadores tanto en el Banco de Previsión Social (BPS), como en el Instituto Nacional del Cooperativismo (INACOOP), en el Instituto Nacional de Empleo y Formación Profesional (INEFOP), son claves en esta coyuntura para construir propuestas desde las perspectivas de las personas que trabajan en forma autónoma individual y/o asociativamente. La crisis coloca en el debate público con mayor centralidad la importancia de las redes solidarias de cuidados y las propuestas que se despliegan para sostener los mismos en clave colectiva. Desde los colectivos feministas se vienen identificando una serie de estrategias que en el marco de la crisis se han puesto en evidencia y que suponen el reconocimiento del trabajo reproductivo y su importancia central para sostener la vida. Se entiende que se pueden realizar aportes a la sistematización de dichas 2
El NITEP es un colectivo de personas en situación de calle.
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experiencias y colaborar en el afianzamiento de las tramas comunitarias que suponen. Los trabajos con la comisión de género de la Federación Uruguaya de Cooperativas de Vivienda por Ayuda Mutua (FUCVAM), con los colectivos de mujeres, con las experiencias de economía solidaria, pueden aportar una mirada de conjunto al tema, que permitan valorizar las prácticas y potenciar sus aportes y propuestas. Finalmente, una cuarta situación que resulta expresión de la crisis actual, es la centralidad del alimento. Las redes asociativas agroalimentarias que se vienen desplegando entre productores y consumidores que al tiempo que intentan garantizar el acceso a los alimentos, construyen espacios crecientes de soberanía alimentaria para productores y consumidores y sus tramas comunitarias. Los trabajos junto a la Red de Agroecología, la acción política de las organizaciones de consumidores, junto al actual despliegue de múltiples ollas populares y comunitarias, así como el desarrollo de propuestas de canastas alimenticias desde las organizaciones sociales, cooperativas y sindicales, constituyen un campo de posibilidades para ir construyendo esas redes. Dichas redes permitirían garantizar el trabajo de las personas que producen y sus organizaciones, a la vez que potenciar el trabajo en la logística y en las organizaciones de quienes consumen, estableciendo otro tipo de relaciones entre lo rural y lo urbano, con el consumo responsable y asumiéndose parte de la naturaleza. A su vez, en Uruguay se produce la confluencia del inicio de las medidas impulsadas con relación a contrarrestar los efectos de la pandemia, con una transición gubernamental signada por el impulso de una Ley de Urgente Consideración (LUC) que contiene una serie de componentes del programa de gobierno y se discute con plazos cortos y consultas acotadas en contexto de distanciamiento. Como veremos en los próximos apartados, los cambios e incertidumbres generadas por la propia transición se expanden y agudizan con relación a los impactos actuales y futuros de la situación sanitaria y las medidas gubernamentales impulsadas y sus consecuencias, políticas, sociales, productivas, económicas, ambientales, laborales y culturales.
2. Estrategia Metodológica La estrategia metodológica, para llevar a cabo el relevamiento, la concebimos como un estudio exploratorio en clave de primera aproximación, a través de entrevistas a referentes calificados de organizaciones de segundo grado del campo de la economía social y solidaria. Las entrevistas fueron realizadas durante el mes de mayo 2020, en gran parte de forma virtual debido a las condiciones de aislamiento social, usando diversas plataformas (zoom, videollamada, meet, llamada). Las organizaciones que participaron del relevamiento son:
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Asociación Nacional de Empresas Recuperadas por Trabajadores (ANERT) Cámara Uruguaya de Cooperativas de Ahorro y Crédito de Capitalización (CUCACC) Coordinadora Nacional de Economía Solidaria (CNES) Cooperativas Agrarias Federadas (CAF) Comisión Nacional de Fomento Rural (CNFR) Federación de Cooperativas de Producción (FCPU) Federación de Cooperativas de Vivienda (FECOVI) Federación Uruguaya de Cooperativas de Vivienda por Ayuda Mutua (FUCVAM) Federación Uruguaya de Cooperativas de Consumo (FUCC) Red de Agroecología del Uruguay (RAU) Red Nacional de Semillas Nativas y Criollas (RNSNC) Otra Economía, vol. 13, n. 24, julio-diciembre 2020
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Se complementa la mirada de estas organizaciones con el relevamiento de la perspectiva de la Confederación Uruguaya de Entidades Cooperativas (CUDECOOP), por ser la entidad de tercer grado que agrupa al conjunto del sector cooperativo. Se consideran además documentos y pronunciamientos de las entidades e información surgida de las relaciones que se sostienen con las mismas, desde el trabajo de la universidad junto al sector.
3. Análisis de resultados. Se ordenaron las consideraciones de las entidades relevadas desde las siguientes dimensiones: política, económica, social y de intercooperación. Dichas dimensiones están profundamente imbricadas y no constituyen compartimentos estancos, por lo que se prestará especial atención a sus conexiones más allá de considerar las especificidades de cada una.
3.1. Dimensión política Esta dimensión, en primer término, pretendió conocer los arreglos y adecuaciones en relación a la toma de decisiones, tanto en el nivel de la organización de segundo grado como experiencias de las entidades asociadas.3 En situación de emergencia sanitaria, preguntamos acerca de cuáles son esas nuevas formas de intercambio, con sus dificultades, pero también sobre las oportunidades que representan. En segundo lugar, pretendemos conocer los temas de agenda política en cada una de las entidades, en particular, la referencia a un conjunto de temas como el trabajo, los cuidados, los ingresos. Es importante comprender que en el campo de la economía social y solidaria existe una heterogeneidad de entidades y posicionamientos políticos en tensión y disputa acerca del sentido de esta construcción y su accionar hacia la transformación social o hacia la integración al sistema establecido en clave de demandas sectoriales y de incidencia. En este sentido, en la dimensión política podemos visualizar diferencias entre las entidades. Un conjunto de organizaciones se perciben como parte de un movimiento popular más amplio (FUCVAM, FCPU, ANERT, CNES e incluso FECOVI) reconociéndose como organizaciones de trabajadores y trabajadoras. Otras se desarrollan en el medio rural agrupando un heterogéneo elenco de productores-consumidores, sociedades de fomento rural en las que priman estrategias de base territorial, vinculadas a la soberanía alimentaria y la defensa de la agricultura familiar (Red de Agroecología y Red de Semillas Nativas y Criollas, CNFR). El contexto de emergencia sanitaria ha obligado a la mayoría de las organizaciones adecuar hacía la virtualidad sus espacios de conducción (comisiones ejecutivas y directivas, coordinaciones), en algunos casos rápidamente y en otros con algún grado de dificultad. Prácticamente todas las organizaciones de segundo grado han realizado adecuaciones virtuales para la toma de decisiones. En aquellas que presentaron dificultades (CNFR, Red de Semillas Nativas y Criollas, FECOVI), obedecieron a factores diversos; problemas de acceso a la tecnología y conexión (en particular las organizaciones de base rural), y en otras debido al componente de no regularidad en el uso de tecnologías, asociado a la edad de algunos dirigentes.4 En el caso de la CNFR, la organización destinó recursos para mejorar el acceso a equipos y conexiones en sus organizaciones de base, lo que permitió 3
Un primer esclarecimiento en relación a la institucionalidad de las entidades relevadas, son sus diferencias en su estructura constitutiva, en casos regladas por una normativa particular (cooperativas, asociación civil), y en algún caso como la Red de Semillas Nativas y Criollas y ANERT que funcionan sin una estructura formal (legal). 4 En CUDECOOP se capacitó dirigentes para el uso de tecnologías. Otra Economía, vol. 13, n. 24, julio-diciembre 2020
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el normal desarrollo de los órganos de conducción. También en particular, en algunas cooperativas (crédito y consumo), las gerencias son las que han mantenido el habitual funcionamiento y toma de decisiones. El trabajo de comisiones se ha visto resentido en las primeras etapas de la emergencia sanitaria. La gran mayoría de las organizaciones reconoce un escenario de re-composición en la toma de decisiones. Sin embargo, en el caso de FUCVAM, por su particular uso intensivo de espacios de toma de decisiones y ámbitos de participación directa (que no se remiten sólo a órganos ejecutivos o directivos), se reconocen dificultades importantes, que imponen topes en el ejercicio democrático en cuanto a plenarios, asambleas y en relación a la movilización social. Por otra parte, y de manera complementaria, se destaca el caso de FUCC, quien ha organizado una serie de foros cooperativos abiertos para el intercambio y reconocimiento de las acciones que se llevan adelante en el sector. CUDECOOP también ha realizado diferentes instancias abiertas con importante participación y viene sosteniendo una presencia nacional a través del desarrollo de las mesas intercooperativas. Las valoraciones sobre las adecuaciones a la virtualidad en el funcionamiento de los órganos de coordinación en las organizaciones han sido diversas. Se observa un mayor dinamismo en funcionamiento virtual, pero a su vez una mayor carga de trabajo y uso del tiempo. La virtualidad aparejó una serie de mejoras en aquellas organizaciones diseminadas en el territorio nacional. Por ejemplo, la Red de Agroecología logró mejorar su articulación evitando desplazamientos y tiempos. La Coordinadora Nacional de Economía Solidaria (CNES) ha visto potenciada la participación de las redes del interior. En el caso de las cooperativas de trabajo, si bien se admite la relevancia de lo presencial, la virtualidad ha mejorado la participación de los asociados en distintas reuniones, y representa la oportunidad de continuar desarrollando el fortalecimiento gremial, la coordinación a nivel nacional y el área de formación. En el caso de las Cooperativas Agrarias Federadas (CAF), la virtualidad se combinó con reuniones presenciales, logrando vencer ciertas resistencias de algunas/os directivas/os al uso de las tecnologías. Si bien la agenda internacional de las entidades se ha visto resentida y suspendida con relación a eventos de intercambio, en la Confederación de Cooperativas se considera que los instrumentos de comunicación virtuales potenciaron el intercambio. Varios ámbitos de trabajo de la Alianza Cooperativa Internacional (ACI) adoptaran estas formas para el trabajo, que al tiempo que disminuye costos habilita la comunicación sostenida. Sin embargo, se entiende que la virtualidad no sustituye la necesidad de profundizar encuentros presenciales, donde se tejen relaciones, confianzas y se vivencian las diversas realidades y experiencias en forma directa. En relación a las prioridades en materia de agenda política, están aquellas que surgieron producto de la situación de emergencia sanitaria, y otras que forman parte de la cotidianeidad de temas de pertinencia. Las situaciones varían en función del sector, se destacan las dificultades para la movilización popular en el caso de FUCVAM, a partir de los recortes en el Ministerio de Vivienda (MVOTMA) y la consideración de avance privatizador de la política de gobierno.5 Se destaca en el caso de FUCVAM, la conquista para el aplazamiento de las amortizaciones de préstamos para las cooperativas de vivienda. En el caso de algunas entidades como CUDECOOP y las federaciones de consumo y trabajo, se identifican incertidumbres producto del cambio de conducción política en el Instituto Nacional del Cooperativismo (INACOOP), tanto sobre las nuevas prioridades de agenda, como por ejemplo los programas de financiamiento y de fortalecimiento gremial, que sostienen buena parte de la gestión en las entidades. 5
También en el caso de FUCVAM, y en función de sus 50 años, se han paralizado un conjunto muy importante de actividades agendadas. 158
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En el caso de la economía solidaria, las prioridades apuntan al problema previsional de trabajadores autónomos no dependientes y por otro lado, a la atención del mecanismo y contenidos de la reglamentación de la Ley de Economía Solidaria. En el caso de la Red de Agroecología la agenda gira en torno al Plan Nacional de Agroecología y la Ley de Urgente Consideración (Ley 19889),6 (en el caso de esta ley la misma situación para Comisión Nacional de Fomento Rural (CNFR). En la FCPU, independientemente de las dificultades de la emergencia sanitaria, se destaca la continuidad del plan de fortalecimiento gremial y la re-adecuación de la estructura política sobre la base territorial. Para el caso de las empresas recuperadas se destaca el trabajo que vienen desarrollando algunas cooperativas en el marco de la Red Textil.7 El sistema de teletrabajo o trabajo a distancia (desde casa), es un instrumento informado en casi todas las entidades relevadas. Esto se combina en algunas instituciones con un sistema de rotación presencial (cooperativas de crédito y consumo). Son pocas las cooperativas (en el sistema de crédito por ejemplo), que han tenido que enviar trabajadores al seguro de desempleo, producto de la baja en la operativa económica. En el caso de las cooperativas agrarias algunas de las entidades enviaron a trabajadores al seguro de desempleo, evitando el despido. En el sector de las cooperativas de trabajo, existe una gran incertidumbre en función de la cantidad de cooperativas socias que tienen convenios con el Estado (ministerios, intendencias y distintos organismos). El cambio de orientación política, como la propia situación financiera de las entidades públicas, podrían afectar los convenios que se mantienen con cooperativas. En cuanto al tema de cuidados (en particular cuando hablamos producto de la emergencia sanitaria), en la totalidad de las organizaciones relevadas se ha jerarquizado la construcción de protocolos de atención al público, o cuidados a la salud (teletrabajo, no desarrollo de actividades presenciales). En cooperativas de crédito, consumo y trabajo, se han atendido situaciones particulares de asociados y trabajadores en función de sus edades y patologías preexistentes que configuran comorbilidades como instrumento de cuidados. Por último y en cuanto a los ingresos de las propias entidades de segundo grado, las situaciones son disímiles. Se identifican dificultades para el pago de filiación, lo que ha generado algunos recortes en gastos corrientes. También se informan de acuerdos para diferir o facilitar el pago de filiaciones de las cooperativas socias. 3.2. Dimensión Económica Para la dimensión económica de las organizaciones que componen el campo de la Economía Social y Solidaria en Uruguay, partimos de una concepción plural y diversa en cuanto a los procesos que pautan la vida socioeconómica de las mismas. Las formas de concebir lo económico y las articulaciones con el Estado y el Mercado que realizan las organizaciones, fueron parte del interés a la hora de comprender las estrategias desplegadas en el marco de la emergencia socio-sanitaria. En este sentido, organizamos esta dimensión en dos claves de análisis: los vínculos con el Estado y otras formas de hacer economía.
Vínculos con el Estado La mayoría de los entrevistados manifiestan un conjunto de incertidumbres en relación con las orientaciones de las políticas públicas de gobierno orientadas al cooperativismo y la economía social y 6
Ver: https://www.impo.com.uy/bases/leyes/19889-2020 La Red Textil es un espacio de articulación entre cooperativas y colectivos de la industria textil, y donde también participa la Universidad de la República como entidad de apoyo. 7
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solidaria. Y también en lo referido a las políticas de ajuste que se vienen anunciando y concretando en medio de la crisis socio-sanitaria. Desde la Confederación de Cooperativas (CUDECOOP) se ubica la centralidad en relación con las políticas públicas y cómo impactan positiva y negativamente en la organización en virtud de sus posibilidades de desarrollo, en cuanto organización de tercer grado. El esfuerzo de la organización refiere a un escenario adaptativo a la realidad económica y política. No se plantean espacios de confrontación con las políticas económicas vinculadas al ajuste. En cuanto a las cooperativas de consumo supone analizar la dimensión económica desde una condición previa de dificultad. La debilidad de las cooperativas tradicionales de consumo en cuanto a la logística ha sido una de las líneas de trabajo estratégico que han tenido que desplegar en el marco de la crisis. Dicha acción les ha servido para aumentar la interacción con cooperativas de trabajo que modificaron sus lineamientos y han encontrado en la logística un lugar en el mercado. La amenaza que suponen las grandes superficies para el negocio de estas cooperativas, no solo impacta en términos de acceso a mercadería, también de precios, dejándolas fuera de competencia mercantil. Tal vez la amenaza de las grandes superficies de concentración tanto de insumos como en fijación de precios abra el camino para que las cooperativas de consumo se fortalezcan en su vínculo con otras organizaciones que reivindican la intervención del Estado en la regulación de precios y acceso a los alimentos. En el análisis de esta organización se advierten dos planos de dificultades; 1) amenaza latente de concentración de cadena de supermercados, lo que impactaría en la negociación con los proveedores, 2) la incertidumbre acerca del impacto de la inflación, la suba de tarifas, y sobre la situación del desempeño de la economía a futuro. Para el caso de las cooperativas de vivienda de ayuda mutua, la postura en cuanto a los efectos de la pandemia supone articular un discurso marcado por una disputa con el capital. También una confrontación con las políticas económicas y de vivienda que se comienzan a perfilar desde el cambio de gobierno. En este sentido, la FUCVAM se organiza para responder a algunas de estas políticas de vivienda, procurando disputar otros sentidos con relación a la vivienda, en confrontación con el mercado. En la propuesta reivindicativa la federación articula la salida colectiva y frente al “no te juntes, quédate en casa”, advierten que estas medidas son posibles siempre y cuando se acceda a una vivienda digna. FECOVI expresa preocupación en relación con las resoluciones en las que se recortan a la mitad los préstamos y en cómo impactará esto en los grupos conformados recientemente, por ejemplo, si el Estado será capaz de aportar en cartera de tierra y líneas de crédito. A su vez es preocupante la incertidumbre acerca de la continuidad de los procesos de formación y el sostenimiento de la estructura técnica de la federación, que en una buena medida se desarrollaban a través de convenios entre la Federación y el Instituto Nacional de Cooperativismo (INACOOP). Para la Federación de Cooperativas de Producción del Uruguay (trabajo asociado), el análisis de la situación tiene dos frentes que atender. Por un lado, todos los efectos que la Ley de Urgente Consideración (LUC) traerá sobre las cooperativas sociales y los montos topes para contratos con el Estado. En términos de acciones concretas la emergencia sanitaria ha supuesto el envío a seguro de paro de los trabajadores de la Federación, así como también ha permitido mejorar la participación de los diferentes espacios mediados por la mejora en los usos de las tecnologías de la información y comunicación. Una vez avanzado el proceso de gestión de la emergencia varias cooperativas de trabajo han comenzado a trazar líneas de cooperación e innovación comunes. Aprovechar líneas de negocios secundarias como la logística o la complementación para la compra de insumos o abastecimiento son algunas de las iniciativas que se han puesto en práctica. Se identifican ciertas dificultades para la adaptación rápida al contexto de parte de colectivos con mayor trayectoria y negocios vinculados al sector industrial. La organización analiza que los tiempos con los que se venía 160
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funcionando eran muchos más lentos, al irrumpir la LUC y la emergencia socio-sanitaria fue necesario modificar los ritmos y los espacios de articulación para atender ambas realidades. En ese sentido, la planificación se realiza a corto plazo porque hay incertidumbre a mediano y largo plazo. La Red de Agroecología del Uruguay denota en su lectura sobre la dimensión económica al autoconsumo como última frontera mercantil. En este sentido, cuando el intercambio mercantil se encuentra en crisis o retroceso, las familias repliegan su estrategia hacia el auto-consumo y por tanto son menos vulnerables a las crisis alimentarias. A su vez, el aumento de la demanda de alimentos agroecológicos pone en tensión la sostenibilidad de la producción en tanto la demanda supera la capacidad de producción de los predios. El aumento de precios de los alimentos convencionales funciona como un nivelador mercantil reduciendo la brecha entre los convencionales y los agroecológicos. Los circuitos cortos de intercambio que suponen la distribución domiciliaria se percibe más costosa en términos reales y de tiempos. Sin embargo estas estrategias son las que habilitan el intercambio interpersonal y la construcción de un lazo social potente entre productores y consumidores (urbanos en su mayoría). Ante las dificultades propias de la organización se demanda mayor presencia del Estado. Con respecto a las dificultades de acceso a las herramientas informáticas entienden que se está instalando el uso de las mismas, incluso en adultos mayores y si bien a veces hay algunas dificultades de conexión, las reuniones virtuales facilitan la participación por evitar tiempos de traslados. Para la Red de Semillas Nativas y Criollas (RNSNC) se plantea que la demanda de producción aumentó así como también la carga de las tareas de cuidado, sin embargo reconocen que esta última se da de forma diferente a la ciudad en la medida que el confinamiento prácticamente es inexistente. A contra corriente de toda la adecuación tecnológica y vinculado a la intensificación de las telecomunicaciones, la red señala dificultades tanto de acceso a internet como falta de adecuación de la organización para su uso. Desde las empresas recuperadas (ANERT), en su alianza con la central sindical (PIT- CNT), el vínculo con el Estado se entiende tanto como un promotor (herramientas preexistentes de compras públicas) de más y mejor autogestión, como también un actor que compromete la viabilidad de los emprendimientos (sobre todo con el recorte en el gasto y enlentecimiento burocrático). En general no se identifican importantes definiciones que atiendan los emprendimientos recuperados. Algunos aspectos de la Ley de Envases (17.849) y de Residuos (19.829) han impactado en algunas de las experiencias. En cuando a la Coordinadora de Economía Solidaria (CNES), y en cuanto a los aspectos económicos, se plantearon algunos cambios en función de su plan de acción para el año. Se preveía la inversión en 2020 en 3 rubros (participación de diez integrantes en el Foro de Economías Transformadoras de Barcelona, la “carpa” y el sitio web) que debieron modificar. En ese sentido repriorizaron el sitio web, en la medida que permite una mayor visibilización (se generó una “Plaza” virtual que funciona dos veces por semana como espacio de encuentro). La segunda acción consistió en el armado de canastas de alimentos para garantizar la alimentación de muchos miembros que están en la informalidad y sin ingresos.
Otras formas de hacer economía En el contexto algunas organizaciones (ANERT, CNESS, FUCVAM), se plantean la necesidad de continuar buscando alternativas a la racionalidad económica propia del capitalismo y que de las formas en las que se construyan acciones y respuestas para atender las situaciones actuales y futuras en las que se encuentran estas organizaciones, no solo dependerá su desarrollo a futuro, sino su capacidad de disputar un sentido en relación a las formas de hacer economía y por lo tanto construir cultura. Otra Economía, vol. 13, n. 24, julio-diciembre 2020
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La ANERT propone leer la emergencia socio-sanitaria en términos políticos, reflexionando acerca del oportunismo económico (planteados por algunas/os) que representa el contexto, porque esto opera como racionalidad del capital y contrario a la centralidad de la vida. Por el contrario, se han identificado oportunidades en términos de organización recurriendo a la memoria histórica de los trabajadores en tiempos de crisis como la actual (ollas populares como un ejemplo de ello). Desde la CNES han acuñado una consigna que denota la definición política de la coordinadora: “solidaridad para nosotros y con nosotros con los otros”. En este sentido no solo han desarrollo y promovido intercambios mediados por lo mercantil, sino que habilitan el trueque y el don como otras formas de intercambio. A su vez, se propusieron conformar una línea de crédito propio en alianza con el Instituto de Promoción del Uruguay (IPRU),8 para la compra de materia prima. Con respecto a la distribución de las canastas de alimentos implicó no sólo organizar la operativa sino también la articulación con otras organizaciones para garantizar el acceso. Se entabló una alianza con el Mercado Popular de Subsistencia (MPS)9 y la Redalco10 para el acceso a frutas y verduras de estación. Otra acción en el plano económico, fue dar continuidad a la agenda con los municipios “F” y “E” de la ciudad de Montevideo. En ambos municipios articularon con las comisiones vecinales entorno a la organización de múltiples acciones de cara a atender las contingencias económicas, producto de la realidad sanitaria. En la Federación de Cooperativas de Vivienda por Ayuda Mutual (FUCVAM), se identifican un conjunto de acciones tendientes a plantear otras formas de acceso a la vivienda popular, en contraposición a la idea de vivienda como mercancía. La FUCVAM pone su experiencia de autogestión como proceso de desarrollo social y cultural, trascendiendo exclusivamente la sola necesidad del espacio (vivienda), planteando otros desarrollos centrados en la persona, en clave de producción y disputa cultural con el capital. Desde la Confederación de Cooperativas (CUDECOOP) la acción más clara que plantean en clave de disputa de otra forma de organizar la actividad económica tiene que ver con el SICOOP (Sistema de Intecooperación),11 en la medida que constituye un espacio de intercambio económico entre cooperativas de distintas modalidades, lo que constituye un avance sustantivo en relación al contexto de atomización del sistema.
4.3. Dimensión Social Lo urbano y lo rural, distintas expresiones de la crisis sanitaria en la dimensión social Desde el punto de vista de la dimensión social, el impacto de la crisis sanitaria se plasma de forma muy distinta en el campo y la ciudad. Cabe realizar una consideración con respecto a la dimensión social: en varios discursos se aprecia un abordaje de lo social que va implícito en consideraciones económicas. Es decir que las personas destacan los problemas sociales en su directa relación con las consecuencias económicas que la crisis está generando, por lo que las soluciones a los problemas sociales vienen de la mano de la implementación de cuestiones económicas. La realidad rural habilita cierta subsistencia con sus propios medios de producción; está más preparada para este tipo de crisis, muchas de las familias pueden perder algunos ingresos por las vías 8
El IPRU es una Organización No Guberbamental, que dentro de sus distintas acciones, trabaja el apoyo a emprendimientos económicos. 9 El Mercado Popular se Subsistencia es una organización de compras colectivas, ver: https://mps.org.uy / 10 Redalco es un emprendimiento social que tiene el objetivo de prevenir el desperdicio de frutas y verduras en los sistemas de producción y comercialización agroalimentarios, ver: https://www.redalco.org/ 11 El SICOOP es un sistema de intercooperación entre distintas modadalidades cooperativas y es gestionado desde la Confederación, ver: http://www.cudecoop.coop/cudecoop/presentacion-de-sicoop/ 162
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formales pero disponen de muchos recursos de producción. Por lo tanto, para estas familias no está en juego el tema del seguro de paro, no pierden fuentes de trabajo. El trabajo productivo en la tierra se mantiene y es crecientemente demandado, resultado del confinamiento en la ciudad. La crisis puso sobre la mesa los temas vinculados a la salud y cuidados con la alimentación, elemento que refuerza la búsqueda por alimentos más sanos sin agrotóxicos. Por lo que si bien disminuyen las ventas en ferias (sobre todo en los de más avanzada edad) y en el sector gastronómico, pero en términos generales la demanda por alimentos frescos, y específicamente por productos agroecológicos creció. Esta demanda de consumo no es acompañada en la misma velocidad que la oferta de productos, lo que genera un ritmo de trabajo intensificado hacia a los productores rurales agroecológicos durante la emergencia sanitaria. En definitiva, mantienen y aumentan sus tareas habituales. La ausencia de la escuela y la presencia de niñas y niños en los hogares, tampoco son mencionadas como problema. Su presencia es fácilmente reacomodada al ritmo cotidiano de la casa y del campo, están habituados a su hacer diario, incluso facilitando la logística de algunos padres que deben llevarlos e ir a buscarlos a la escuela cuando viven lejos y no tienen locomoción. A su vez, no se vive la distancia social como encierro o confinamiento, puesto que se vive cotidianamente en espacios abiertos. Como contraparte, se hace alguna mención por parte de la Red de Semillas Nativas y Criollas (RNSNC), de que en algunas familias se ha postergado la atención de la salud, sobre todo en controles periódicos de algunas afecciones más crónicas. Es interesante notar la ausencia de enunciaciones por parte de la Red de Agroecología y la RNSNC en torno a conflictos de género y problemas que el confinamiento puede conllevar al interior de las familias. Sin embargo CNFR tematiza cómo el encierro ha disparado situaciones a nivel personal en las familias en lo que refiere a distintas realidades de asimilación del aislamiento a todos niveles entre los socios, directivos y técnicos. En el ámbito urbano los integrantes de las organizaciones expresan otra realidad: la presencia agobiante de teletrabajo, la inseguridad en mantener sus ingresos, la peleas en torno al seguro de paro, el confinamiento y ausencia del disfrute de los espacios verdes. En ese contexto las organizaciones juegan un papel fundamental de apoyo y contención. En varias entrevistas podemos identificar expresiones vinculadas con miedos e incertidumbres, sobre todo en el caso de los adultos mayores, y específicamente en relación al cuidado de la salud, que en algunos casos ha sido postergada, pero también con la incertidumbre de cómo proseguirá la situación general de crisis sanitaria pero también económica. Los niños y niñas también sufren más en ese contexto. En el Complejo Bulevar (vivienda cooperativa), los cooperativistas hicieron un video donde niños y niñas manifiestan sus necesidades en relación a los espacios verdes y espacios comunes. En algunas cooperativas se ha ordenado el uso de los patios buscando cuidar espacios para niños y niñas, y también tener presente los tiempos del teletrabajo. Este contexto de encierro urbano, las organizaciones colectivas ponen foco en la preocupación por los conflictos familiares. En ese sentido la CUDECOOP nos comparte la atención que han tenido en torno a los conflictos de género, incentivando a todas las cooperativas a preocuparse por el tema. Se pone especial énfasis en aspectos de violencia doméstica, ya que recientes estudios han demostrado que se profundizan en estos contextos, teniendo como población de riesgo las mujeres, niños y adultos mayores. La comisión de género de la Federación de Cooperativas de Vivienda por Ayuda Mutua (FUCVAM) ha publicado comunicados visuales por medio de afiches donde problematizan el tema de la violencia en el contexto de encierro, denunciando los casos de feminicidios que ocurrieron durante el primer mes de la emergencia sanitaria. Es interesante notar la intención de la misma comisión, para visibilizar las iniciativas de apoyo mutuo invitando a sus cooperativistas mujeres a compartir las Otra Economía, vol. 13, n. 24, julio-diciembre 2020
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actividades que vienen desarrollando en sus territorios para enfrentar esta crisis. Importante estrategia para hacer notar y valorar las acciones que dan sostén a las tramas asociativas y que dan respuesta a situaciones límites (afiches adjuntos). Estas iniciativas no surgen de forma espontánea, claramente se nota el bagaje y aprendizaje de luchas y resistencias anteriores, además de un saber hacer que la práctica cooperativa siembra cotidianamente. La estrategia de apoyo a las ollas populares y a las canastas unen el campo y la ciudad, es una práctica común a ambos, donde se complementan y se potencian. Las organizaciones que aglutinan a los productores agroecológicos desarrollan acciones aportando alimentos a distintas ollas y canastas destinadas hacia los centros urbanos, en gran parte mediadas por organizaciones cooperativas, sindicales y barriales. En este proceso se concreta una articulación mediada por la solidaridad y ayuda mutua, principios que salen del papel para mover prácticas en la vida real ante la crisis sanitaria. Al momento de concretar estas prácticas solidarias, se observan diferentes modalidades, en las que se destacan la contribución con alimentos a ollas populares de barrios y pueblos, con diferentes modalidades de organización e interacción entre los colectivos participantes, el apoyo a la conformación de canastas con productos donados o en algunos casos vendidos a un precio menor. También algunas organizaciones se integran al sistema de distribución de canastas y alimentos articulado por organismos de gobiernos municipales y departamentales, como es el caso de la Red de Agroecología la Red de Semillas Nativas y Criollas y algunas Sociedades de Fomento Rural de Departamento de Canelones. Por último, nos permitimos avanzar en la hipótesis de que el aspecto vincular y la comunicación parece tener claras diferencias en ciudades grandes, como es el caso de Montevideo, en contraposición a lo que sucede en pueblos pequeños o localidades rurales. En estos últimos, parecería que se expresa un mayor control por parte de la población de los sucesos acaecidos en relación a la crisis sanitaria y social, quizás por la cercanía, la proximidad de la gente y sus entramados de vínculos, lo que puede tener efectos tanto a nivel de resolución o encapsulamiento de algunas situaciones, como también de situaciones de condena social o persecución.
3.4. Dimensión Intercooperación. En esta dimensión nos proponemos abordar las diferentes acciones que han venido desarrollando las organizaciones vinculadas a estrategias de intercooperación, para afrontar los desafíos planteados en la actual emergencia socio-sanitaria, como estrategias de apoyo a otros sectores y aportes de distintas organizaciones. Identificamos que mayoritariamente las organizaciones están desplegando distintas acciones solidarias ante la crisis, principalmente para paliar el momento de emergencia. En menor medida se llevan adelante estrategias más allá de la crisis y esto también es preocupación por parte de algunas organizaciones, cuestionando la sustentabilidad en el tiempo de algunas acciones solidarias (como las ollas populares) y cómo esta etapa puede ser una oportunidad para generar transformaciones a largo plazo en las prácticas.
Solidaridad durante la crisis A partir de las diferentes entrevistas se visualiza que hay prácticas solidarias y de intercooperación de diferente volumen, duración y enfoque. La crisis activó y fortaleció algunas articulaciones que ya se venían desplegando, pero también se abrieron nuevas. Estas articulaciones son mayoritariamente cooperativa a cooperativa, algunas más macro a nivel de federaciones u organizaciones de segundo
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grado o de varias organizaciones (como la “Intersocial”12) y algunas coordinaciones más internacionales con intenciones de compartir saberes y herramientas. Aparecen experiencias dirigidas al trabajo entre cooperativas para enfrentar la crisis económica que las cooperativas están atravesando, por las bajas demandas, por el cierre de locales, etc. La Confederación de Cooperativas y la Federación de Cooperativas de trabajo mencionan que distintas cooperativas se nuclearon para generar un nuevo producto o para apoyarse en la logística y complementarse, pero es un proceso que lleva sus tiempos. Asimismo hay otras que han modificado sus productos y servicios como las de ahorro y crédito que al tiempo que han flexibilizados las fechas, cuotas y vencimientos, refinanciamiento, entre otros instrumentos. Entidades como FUCEREP13 (ahorro y crédito) ha lanzado una nueva propuesta para pequeñas cooperativas y emprendimientos, para adquisición de capital de trabajo a bajo costo. Las de consumo han tratado de mantener los precios evitando la especulación sobre algunos productos, mecanismos a más largo plazo. Lo que se identifica claramente es que las estrategias de intercooperación entre cooperativas son principalmente a nivel productivo, no se han desplegado otras estrategias de intercooperación en otros planos, y la distancia física es un impedimento para la creación de otras formas de acción que aún no se han desplegado. Por otro lado, como producto del relevamiento, se identifican prácticas dirigidas a sectores populares más allá del mundo cooperativo. La contribución a las canastas y ollas populares surge reiteradas veces, ya sea en la realización de ollas propias o canastas, con aportes económico de productos o apoyo a la logística. Sin lugar a dudas el acceso a los alimentos se torna un eje fundamental en el despliegue de acciones de solidaridad.
La intercooperación más allá de la crisis ¿No queremos volver a la normalidad porque ese era el problema? La Coordinadora de Economía Solidaria fue quien expuso más claramente que la intercooperación siempre es parte de sus prácticas y que apuestan con su metodología a desarrollar otras formas más allá de la dimensión mercantil como el trueque y el don. En ese sentido, se articulan a través de los lazos territoriales experiencias de intercooperación más amplias y profundas como por ejemplo las ideadas para el local de la Ciudad Vieja (Montevideo), o la “gratiferia”14 del Parque Capurro (Montevideo). Asimismo, vienen realizando durante las ferias talleres de discusión y formación. La “carpa” no es solo la infraestructura material sino que es considerada un espacio para la visibilización, formación y práctica de la economía solidaria. Estas prácticas se han desplegado también durante la emergencia sanitaria, pero son continuidad de su propia metodología de trabajo como organización. Por su parte en la Red de Semillas Nativas y Criollas produjeron un kit de semillas “huerteras”, que consiste en una caja pequeña que contiene cinco paquetes de semillas, un manual de producción y otro específico de producción de semillas. Son prácticas que la organización siempre ha impulsado y que entiende necesario continuar en el contexto de emergencia sanitaria. Las ollas populares y las canastas solidarias expresan preocupación por la sustentabilidad basada en donaciones y la necesidad de buscar alternativas que se sostengan en el largo plazo. La FCPU plantea que está apostando al desarrollo local y a instalar la idea de “Compre a cooperativas”. La Federación venía trabajando en el sentido de intensificar las prácticas de 12
La “Intersocial” es una espacio de articulación entre distintas organizaciones sociales en Uruguay. Entre ellas se encuentran la central sindical (PIT – CNT), organizaciones cooperativas, la Federación de Estudiantes Universitarios, la Intersocial Feminista, organizaciones de jubilados, entre otras organizaciones. 13 Ver: https://www.fucerep.com.uy/ 14 Espacio de intercambio no monetario. Otra Economía, vol. 13, n. 24, julio-diciembre 2020
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intercooperación, y entienden que ahora se presenta una oportunidad para que estas prácticas que se están generando trasciendan la crisis. Se trata de apostar por las experiencias de largo plazo, fortalecerlas y aprovechar la coyuntura para dejar instaladas estas prácticas. En ese sentido, se destaca el Sistema de Intercooperación (SICOOP), lo que permite la articulación de la demanda de cooperativas de consumo con el trabajo de cooperativas, apalancado por fondos de cooperativas de ahorro y crédito. Asimismo, varias organizaciones plantean que tenían planificado realizar algunos proyectos en conjunto con otras organizaciones colectivas, pero el contexto ha condicionado el avance de los mismos. Ejemplos de esto son un proyecto entre la Comisión Nacional de Fomento Rural (CNFR) y la FCPU para “más valor” en la cadena hortícola a través de mejora en logística y gestión, el proyecto TIRFAA15 entre la Red de Semillas Nativas y Criollas, la Red de Agroecología y la CNFR (y la posible integración de la red de huertas comunitarias) para la articulación a nivel técnica y política, o el acuerdo entre CUTE ANTEL (cooperativa de consumo) y la cooperativa de trabajo OMBÚ para el desarrollo de un área logística.
Consideraciones finales Como corolario, pretendemos realizar una síntesis que se compone de la integración de las distintas dimensiones. Como mencionamos al inicio, la separación respondió a una estrategia meramente operativa para señalar con énfasis algunos elementos que se ponen en juego en las experiencias. La economía social y solidaria parte de la consideración de que estas dimensiones están integradas y entrelazadas. Cuándo decimos que la economía social y solidaria se propone “Otra Economía”, hablamos de la propia disputa de sentido en relación a la forma tradicional de entender la economía. La mirada hegemónica sobre la economía, basada en las teorías neoclásicas, construye la imagen de un sujeto auto-suficiente, que busca la resolución de sus necesidades centrando su lectura en las condiciones materiales de existencia. Son muchas las economías críticas, entre ellas la ESS así como la economía feminista (Pérez-Orozco, 2015), que plantean una modalidad alternativa que propone poner la vida en el centro de todas la vidas, humana y no humana. Sin embargo, la propia ESS ha sido señalada a la hora de reproducir cierta mirada androcéntrica sobre los procesos económicos, en particular la invisibilidad del papel de las tareas reproductivas en el sostenimiento de las experiencias (Nobre, 2003, Osorio-Cabrera, 2018; Rieiro, Iglesias y Andrade, 2018). Resaltar entonces la necesidad de la integración de dimensiones y el cuidado de la vida en todas sus formas, incluida la naturaleza, parece fundamental en este contexto de crisis. Basándonos en la construcción de esta mirada, es que entendemos necesario destacar algunos elementos que se pusieron en juego en esta crisis. Un primer elemento a destacar, es la forma de abordar la crisis mediante estrategias de carácter colectivo. Frente a la lógica del sálvese quien pueda instalada en el capitalismo actual, las experiencias de ESS estudiadas priorizan el bienestar de las personas como foco de la estrategia frente a la emergencia sanitaria producto del COVID-19. La heterogeneidad organizativa (estructura, relación campo-ciudad, tipo de actividad, relación con las PP) va a marcar la forma en la que despliegan sus estrategias de resistencia. Destacamos las más significativas: el cuidado de los puestos de trabajo en las cooperativas de producción, el despliegue de redes de solidaridad que incluyeron ollas populares, redes de intercambio de conocimiento y productos, canastas solidarias. Un analizador clave en todos los discursos de las experiencias de ESS, es el mayor énfasis en la preocupación por la relación que establecen con el nuevo gobierno, más que lo relacionado a la 15
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emergencia sanitaria. Más allá del impacto inicial del aislamiento físico, la mayoría de las experiencias señala como principal preocupación los efectos que el cambio de rumbo en las políticas del nuevo gobierno pueda tener en la ESS. En este sentido tenemos desde experiencias que se proponen una estrategia de adaptación al nuevo contexto, a experiencias que plantean un papel mayor de confrontación y disputa. Sin duda impacta en ambos casos el nivel de dependencia que tengan de las políticas públicas en sus propias organizaciones, así como los vínculos establecidos con gobiernos anteriores. Analizando las formas de entender lo económico y como se expresa en las experiencias, encontramos preocupaciones desplegadas en relación a las fuentes de financiamiento, créditos para la resolución de necesidades, sosteniéndose en una visión reducida de lo económico. En otros, la estrategia sigue manteniéndose en el plano de disputa con el sistema socio-económico actual, identificando a la ESS como herramienta de transformación social. De manera minoritaria, se amplía el tema de lo económico en términos de pensar planos como la resolución de los cuidados. Las condiciones cambian según hablemos del campo o la ciudad, en esta última es donde más se visualiza la sobrecarga en el tema de los cuidados, en muchos casos potenciada por el teletrabajo. Frente a esta situación, resulta interesante resaltar algunas estrategias colectivas en el cooperativismo de vivienda, que permiten organizar el cuidado en los espacios colectivos. La situación actual no parece tan preocupante, como el futuro incierto que dejará la crisis socioeconómica que se avecina, así como la preocupación ya mencionada en referencia a los cambios que estaría estableciendo el nuevo gobierno en referencia al campo de la ESS. Sin embargo, esta situación no solo puede ser vista como problema, sino que se expresan situaciones de oportunidad y potencia. En este sentido queremos destacar tres elementos que emergen como posibilidad para fortalecer el cambio que la ESS se propone, porque como se ha mencionado reiteradamente en el último tiempo, “no queremos volver a la normalidad porque la normalidad es el problema”. En primer lugar la situación de crisis parece haber desplegado y fortalecido las redes de intercooperación entre las entidades de la ESS. La intercooperación es uno de los principios de la ESS, sobre todo si pensamos en términos de una disputa real al sistema socio-económico dominante. La búsqueda de solidaridades más allá de la propia organización, parece estarse fortaleciendo para afrontar la crisis. Otro elemento a destacar es el rol de la virtualidad como herramienta para fortalecer la participación y el despliegue de las redes, tanto a nivel local como internacional. Considerando el lugar de las redes en el fortalecimiento de las experiencias de ESS, la presencia de la virtualidad parece haber llegado para quedarse como herramienta para un mayor acceso a la participación y la cooperación. Por último, la crisis está revalorizando el lugar de consumo responsable y el cuidado de la naturaleza, destacándose el aumento en el consumo de productos agroecológicos. Entendemos esta situación como una señal posible de mayor conciencia en relación al lugar de la soberanía alimentaria como modo de vida alternativa, así como de visualizar una mejora en la relación con el entorno. Esta última, se viene instalando como parte de la agenda dentro de la ESS local en el último tiempo.
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Enviado: 26/09/2020 Aceptado: 26/09/2020
Cómo citar este artículo: Sarachu Trigo, G; Stevenazzi Alén, F.; Assandri, C.; Barrios Álvarez, D.; Cardozo Carrero, D.; Matonte Silva, C.; (…) Veras Iglesias, G. (2020). Economía Social y Solidaria y COVID-19 en Uruguay: Estrategias de adecuación e incertidumbres en las organizaciones de la economía social y solidaria en el marco de la emergencia sanitaria. Otra Economía, 13(24), 152-169.
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