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Description
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LA ERA DE LA REVOLUClÓN.
1789-1848
soldados invasores, imponiéndoles luego crecidas contribuciones de hombres, material y dinero. Casi la mitad de las riquezas de -Italia fueron a parar a -Francia entre 1 805 y 1 8 12.21 -Este procedimiento era, desde luego, mucho más barato -en términos reales y económicos- que cualquier otro Francia hubiera podido utilizar. La quiebra de la economía francesa se a la década de -revolución, guerra civil y caos que, por ejemplo, redujo· la pro� ducción de las manufacturas del Sena inferior (Ruán) de 41 a 15 millones entre 1790 y 1795, y elnúmero de sus operarios de 246.000 a 86.000. A esto hay que añadir la pérdida del comercio de ultramar debido al dominio de los mares ejercido por la flota británica. La carga que hubo de soportar Ingla� terra era debida al costo no sólo del sostenimiento de su propia guerra, sino también, mediante las tradicionales subvenciones a sus aliados continentales, del sostenimiento de la de los otros estados. En estrictos términos _monetarios puede .decirse que Inglaterra soportó la carga más pesada durante la guei:ra. que le costó entre tres y cuatro veces más que a Francia. La respuesta a esa pregunta general es más fácil. para Francia que para Gran Bretaña, pues no hay duda de que Ja economía francesa permaneció relativamente estancada y que su- industria y su comercio se habñan extendi do más y más· deprisa a no ser por la revolución y la guerra. Aunque la eco nonúa del país progresó mucho bajo Napoleón, no pudo .compensar el retra so y los únpetus perdidos en los años - 1790-1 800. En cuanto a Gran Bretaña, la respuesta es menos concretá, pues si su expansión fue meteórica, queda la duda de si no hubiera sido todavía más rápida sin la guerra. La opinión gene ral de hoy es que sí lo hubiera sido.u Respecto a los· demás países, la pre gunta tiene menos importancia en cuanto a los de desarrollo económico lento o fluctuante, como el Imperio de los Habsburgo, en los que el impacto cuan titativo del esfuerzo de guerra fue relativamente pequeño. Desde luego, estas escuetas consideraciones cometen petición de princi pio. Incluso las guerras, francamente económicas; sostenidas por los ingleses en los siglos XVII y XVIII no supusieron un desarrollo económico por ellas
mismas o por estimular la economía, sino por la victoria, que les permitió eliminar · competidores y conquistar nuevos mercados. Su «Costo>� - en cuanto a negocios truncados, desviación de recursos, etc., fue compensado por sus - «provechos» manifiest9s en la relativa posición de los competidores belige rantes d�sp_ués de la guerra. En este aspecto, el resultado de las guerras de 1793- 1815 es clarísimo. A Costa de un ligero retraso en una expansión eco-· nómica que, a pesar de ello, siguió siendo gígantésca, Gran Bretaña eliminó definitivamente a su más cercano y peligroso competidor y se convirtió en «el taller del mundo» para dos generaciones. En términos de índices indus-
2 1 . E. Tarlé, Le blocus continental et le royaume d'Italie, 1928, pp. 3-4 y 25-3 1; H. Sée, Histoire économique de la France, U, p. 52; Mulhall, loe. cit. 22. Gayer, Rostow y Schwanz, Growth and Fluctuation of the British Economy, 1790. 1850, 1953, pp. 646-649; F. Crouzet, Le blocus continental et l'économie britannique, 1958,
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LA GUERRA
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tríales o comerciales, Inglaterra estaba ahora mucho más a la cabeza de todos Jos demás estados (con la posible excepción de los Estados Unidos) de lo que había estado en 1789. Si creemos que la eliminación temporal de sus rivales y el virtual monopolio de los mercados marítimos y coloniales era una con dición esencial previa para la ulterior industrialización de Inglaterra, el pre cio para lograrlo fue modesto. Si se arguye que hacia 1789 su situación ya era suficiente para asegurar la supremacía de la economía británica, sin nece sidad de una larga guerra. habremos de reconocer que no fue excesivo el pre cio pagado para defenderla contra la amenaza francesa de recobrar por medios políticos y militares el terreno perdido en la competencia ecort6n!_ica.