trabajo final de P. Cecilio

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Seminario Pontificio Santo Tomás de Aquino Facultad de Teología

Materia: TEOLOGÍA LATINO AMERICANA

Trabajo Final:

FUNDAMENTALES DE TEOLOGÍA DE LA LIBERACIÓN

Profesor: RVDO. P. CECILIO DE LOS SANTOS Preparado por: JIMMY PREVOST (2016-0047)

Santo Domingo, D. N. República Dominicana Noviembre, 2021

Antes de empezar con este trabajo, quiero aclarar que esto, es una síntesis del tema que yo expusé en la clase el día trece de semptiembre, titulado “Fundamentales de Teología de la Liberación”, tenía varios subtemas, los cuáles son: Aproximación epistemológica, Complejidad, Espiritualidad y eclesialidad, Interés y orientación práctica, El lugar social, Algunos retos actuales, La tradición de Jesús de Nazaret, Complejidad del horizonte y de los procesos de liberación, El carácter teologal de los procesos de liberación, La complejidad del proceso de intelección, La tendencia al docetismo. Todo este temático fue de una revista de un escritor llamado Francisco de Aquino Júnior, profesor de la Universidad Católica de Pernambuco (Unicap). En esta misma vía, utilisaré otras fuentes de otros autores que serán citados al pie de página, así para dar un mayor contenido con el tema en cuestión. La teología de la liberación tiene en cuenta ampliamente la narración del Éxodo. En efecto, éste constituye el acontecimiento fundamental en la formación del pueblo elegido. Es la liberación de la dominación extranjera y de la esclavitud. Se considera que la significación específica del acontecimiento le viene de su finalidad, pues esta liberación está ordenada a la fundación del pueblo de Dios y al culto de la Alianza celebrado en el Monte Sinaí. En el Antiguo Testamento, los profetas después de Amos, no dejan de recordar con particular vigor las exigencias de la justicia, de la solidaridad y de hacer un juicio extremamente severo sobre los ricos que oprimen al pobre. Por esto, la fidelidad a la Alianza no se concibe sin la práctica de la justicia. La justicia con respecto a Dios y la justicia con respecto a los hombres son inseparables. Dios es el defensor y el liberador del pobre. Tales exigencias se encuentran también en el Nuevo Testamento, aún más, están radicalizadas; como lo muestra el discurso sobre las Bienaventuranzas1. En el sentido de que la conversión y la renovación se deben realizar en lo más hondo del corazón para elevar el sentido del segundo mandameto, amar a tu projimo como a ti mismo. Cuando se habla de teología de la liberación, enseguida se piensa en Gustavo Gutiérrez, Leonardo Boff, Pablo Richard, etc. No obstante, la teología de la liberación es un fenómeno eclesial y cultural rico por demás y complejo, para indicar solamente algunos teólogos de profesión. En verdad se trata de una clase de pensamiento que atraviesa en buena parte, todo el cuerpo eclesial, especialmente en el tercer mundo. En efecto, existen en las bases de la Iglesia, en las llamadas comunidades eclesiales de base en los círculos bíblicos, toda una reflexión de fe que pudiéramos calificar de teología de la liberación difusa y generalizada. Es un tipo de pensamiento homogéneo en la teología de la liberación más elaborada, pues también pone en confrontación la fe cristiana y la situación de opresión. 1

SAGRADA CONGREGACIÓN PARA LA DOCTRINA DE LA FE, Instrucción sobre algunos aspectos de la teología de la liberación (Roma, 6-8-1984) 3.

Las discusiones en torno a la teología de la liberación han aumentado en los últimos años. Tanto en lo que se refiere a su consistencia teórica como en lo que respecta a su densidad teológico-pastoral y a su relevancia histórico-social. El debate sobre el método y sobre algunos temas epistemológicos, provocado por las criticas de Clodovis Boff, a pesar de su tono polémico, un tono reduccionista y nominalista, explicitó un conflicto teórico silencioso entre los teólogos de la liberación. El cardenal Müller, en un libro escrito con Gustavo Gutiérrez y con un prefacio del papa Francisco diciendo: "la teología de la liberación no morirá mientras haya hombres que se dejen contagiar por la acción liberadora de Dios y que hagan de la solidaridad con los sufridores, cuya vida es oprimida, la medida de su fe y el impulso de su acción en la sociedad". La teología de la liberación es teología en sentido estricto’’. La Iglesia, como Iglesia universal, no puede renunciar a la continuación y al uso de la teología de la liberación, todo esto da una nueva actualidad a la teología de la liberación, que exige retomarla y reelaborarla de manera crítica y creativa sus fundamentos teórico-teológicos. Aproximación Epistemológica: entendemos que la epistemología tiene que ver con el estudio del conocimiento. Es decir, Trata sobre los problemas fundamentales relativos al conocimiento: su naturaleza, su punto de partida, sus presupuestos, sus posibilidades, sus condicionamientos, su estructura, su diversidad, etc. Hay que decir que la teología de la liberación no constituye una excepción a esta regla. Se sitúa en el interior de la tradición católica, continuando el esfuerzo de la (fides quaerens intelectum) la fe que busca entender, de todas las teologías anteriores, pero resulta original por su nueva manera de encontrar esa inteligencia en el interior de la fe. Para entender la continuidad y la originalidad de la teología de la liberación es preciso hacer una idea de las preguntas fundamentales a las que intenta corresponde las teologías tradicional y moderna2. Previamente, sin embargo, conviene reflexionar brevemente sobre las implicaciones teóricas de la problemática de la continuidad y discontinuidad entre las teologías. De hecho, hay una cuestión de naturaleza más bien epistemológica y otra ocasión histórica. La teología de la liberación quiere decir expresamente una teología en las praxis. Esta afirmación es al mismo tiempo un marco de originalidad y una característica común a toda teología, expresa una dimensión propia y nueva de la teología de la liberación y traduce además lo que es obvio de todo pensamiento. Toda teología, pulse la reflexión sistemática de la fe cristianos que viven cada día su práctica religiosa en la sociedad, en la Iglesia, en la familia, en relación con Dios, supone necesariamente una situación de la praxis y en la praxis. En la praxis común del cristiano es donde el teólogo elabora sus reflexiones, ya que su teología quieres el servicio a esa fe. Y si el teólogo no se mantuviera en la praxis, no podía prestar la ayuda que pretende en la que se orienta toda teología3. Epistemológicamente se interesa por la explicación, la tematización y la manifestación de la implicación teóricas que tiene el hecho de qué el teólogo esté comprometido con una praxis en la praxis, elaborando a partir de allí su teología. Complejidad: hay una diversidad y pluralidad enorme de teología de la liberación, que podría colocar en aprietos cualquier pretensión de hablar de una teología de la 2

J. BATISTA LIBÂNIO., Teología de la Liberación (Sal Terrae Santander, Madrid 1989) 83.

3

Cfr. Ibid 117.

liberación. La expresión teología de la liberación es usada comúnmente para indicar tanto un movimiento eclesial, más o menos reflejo un modo de ser la Iglesia, un modo de vivir y celebrar la fe, un modo de actuar e intervenir en la sociedad. Así, pues, sería una "praxis teologal" y una "teoría teológica", vividas y elaboradas a partir de los pobres y oprimidos, en el horizonte de su liberación. En buena medida, de aquí surgen las muchas teologías de la liberación: popular, feminista, negra, indígena, ecológica, interreligiosa, gay, etc. Las tres "p" de la teología, de Clodovis Boff: teología popular, teología pastoral y teología profesional. Una vez aclaradas la complejidad de la teología de la liberación y el carácter epistemológico de nuestra aproximación, podemos ahora tratar los temas fundamentales de esa teología, antes indicados: su espiritualidad y eclesialidad, su orientación practica y su lugar social. Espiritualidad y eclesialidad: hablar de la espiritualidad y la eclesialidad de la teología de la liberación no es mera casualidad, ni una forma sutil de enfrentar o neutralizar las sospechas y criticas por no ser una teología espiritual y eclesial la razón es más fundamental. La teología de la liberación, como toda verdadera teología, nace, se desenvuelve y se mantiene, en última instancia, como inteligencia de una experiencia de Dios, dentro de una tradición eclesial concreta. Así lo afirma Libanio: Toda escuela teológica se refiere a una espiritualidad. En el origen de toda teología, se percibe una experiencia espiritual de Dios. Las diferencias de las teologías se deben al carácter socio-histórico de esa experiencia fundante de Dios. Lo propio de la teología de la liberación es lo que se convino en llamar "la experiencia de Dios en el pobre" o "la opción por los pobres", en el sentido amplio de la palabra pobre, oprimido, marginado, excluido, etc. Eso, precisamente, constituye el núcleo de la experiencia judeo-cristiana de Dios, que, según la Escritura, aparece siempre como Dios de los pobres y los oprimidos. No es una eventualidad que Jesús resuma toda la ley en el amor a Dios y al prójimo (Mt 22, 34-40) o, simplemente, en el amor al prójimo (Jn 15, 12). El papa Francisco afirma, de modo claro: Hoy y siempre, "los pobres son los destinatarios privilegiados del Evangelio", y la evangelización dirigida gratuitamente a ellos es señal del Reino que Jesús vino a traer. Es por esto, hay que afirmar sin rodeos que existe un vínculo indisoluble entre nuestra fe y los pobres (EG 48). Las declaraciones del magisterio de la Iglesia sobre la teología de la liberación, resaltó que esta teología es fundamentalmente una misión eclesial, un servicio de la comunidad de los fieles con la finalidad de ofrecerles elementos para la profundización y la actualización constante de su fe en un mundo en continuas transformaciones. Por consiguiente, es una ciencia eclesial y nunca una pura actividad privada de un especialista encerrado en su torre de marfil. Forma parte de la misión profética de la Iglesia, ayudando a la persona a ir al encuentro y conocimiento de Dios. Sus relaciones con el magisterio se dan en el contexto de una misión eclesial. Y como una teología sólo se hace verdaderamente eclesial en el momento en que recibe el reconocimiento del magisterio, cabe preguntarnos al final del estudio de la teología de la liberación por la situación de esta teología en relación con este reconocimiento eclesiástico. Se trata de una cuestión teológica de fondo relación entre la teología (el teólogo) Y el magisterio (los pastores)4. 4

Cfr. Ibid 229.

Fijando en el Concilio Vaticano II y desde el GS # 1 se ha reafirmado con fuerza la idea de una Iglesia de servicio y no de poder, que no está centrada en ella misma, y que no se encuentra, sino cuando se pierde; es decir, cuando vive las alegrías y esperanzas, las tristezas y las angustias de los hombres en nuestro tiempo. Y así llegaremos a dar un nuevo enfoque para ver la presencia y la actual de la Iglesia en el mundo, hacia un punto de partida desde una reflexión teológica. Interés y orientación práctica: no obstante las distintas concepciones de la práctica y de su relación con la teoría, los teólogos de la liberación siempre han entendido la teología de la liberación como una teología de la práctica: "un momento del proceso por medio del cual el mundo es transformado". (Gustavo Gutiérrez). Una especie de praxeología de la liberación (Hugo Assmann), un "momento consciente y reflexivo de la praxis eclesial" (Ignacio Ellacuría). El carácter teologal de los procesos de liberación: antes de hacer teología es preciso hacer liberación. El primer paso para la teología es pre-teológico. Se trata de vivir el compromiso de la fe en nuestro caso, de participar, en alguna forma, en el proceso liberador, de estar comprometido con los oprimidos. Sin esta precondición concreta, la teología de la liberación es mera literatura. No basta, pues, refleja en la práctica. Antes es preciso establecer una ligación viva con la práctica viva. De lo contrario, las palabras pobres, opresión, revolución, nueva sociedad se reducen a palabras huecas que se pueden encontrar en cualquier diccionario. También es preciso que esto quede claro: en la raíz del método de la teología de la liberación se encuentra en lazo con la práctica concreta. En esa dialéctica mayor de teoría de la fe y praxis de la caridad es donde actúa la teología de la liberación. La elaboración de la teología de la liberación se procesa en tres momentos fundamentales, los cuales corresponden a los tres tiempos del conocido método pastoral ver, juzgar y actuar. En teología de la liberación se habla en tres mediaciones principales: mediación social analítica, mediación hermenéutica y mediación práctica. Se dice mediaciones porque representa medios o instrumentos de construcción teológico. Veamos rápidamente como estas tres mediaciones se presenta y como se articulan. La mediación socio analítica se refiere al mundo del oprimido. Procura entender porque el oprimido es oprimido. La mediación hermenéutica se refiere al mundo de Dios. Procura ver cuál es el plan divino con relación al pobre. La mediación práctica, a su vez se refiere a la acción y procura descubrir las líneas operativas para superar la opresión de acuerdo con el plan de Dios5.

5

L. BOFF – C. BOFF., Como hacer Teología de la Liberación (Paulinas, Bogotá 1986) 34.

Algunos retos actuales: la discusión sobre el tema de la teología de la liberación es fundamental y necesaria. Fundamental, porque explicita lo que es propio de dicha teología y porque determina, en buena medida, el método o el camino que debe recorrer, al desarrollar y elaborar una teoría teológica. Desde el comienzo, el contenido de la teología de la liberación ha suscitado diferencias y tensiones, tanto en la Iglesia, en general, como también entre los mismos teólogos de la liberación. Básicamente, existen dos enfoques. Uno de ellos aparece en la obra clásica de Gustavo Gutiérrez y es defendido por la mayoría de los teólogos de la liberación. Este enfoque plantea "no tanto un tema nuevo para la reflexión cuanto una nueva manera de hacer teología". Más que un tema específico, la liberación es tomada como un horizonte para desarrollar la teología en su totalidad . La otra perspectiva, predominante en el imaginario eclesial y social, fue formulada y defendida de manera muy particular. Para Clodovis Boff, este teólogo entiende la teología de la liberación como una “teología de lo político o de las cuestiones sociales”. En este sentido, es una teología parcial, o sea, un momento o una parte de la teología. Evidentemente, si la teología de la liberación fuera una teología de lo político o de las cuestiones sociales, solo trataría un aspecto de la revelación y de la fe. No debemos olvidar que buena parte de la teología fue hecha o acabó sirviendo para justificar las más diversas formas de opresión y dominación. El tema de la teología de la liberación es, por tanto, la fe en su totalidad, esto es, la comunión con Dios, o la vida en su totalidad, vivida en y según Dios, tal como se reveló en la historia de Israel y, definitivamente, en la praxis de Jesús de Nazaret. Pues bien, a modo de conclusión podría decir que la verdadera teología nace de una espiritualidad, es decir, de un encuentro fuerte con Dios en la historia. De igual forma se podría afirma que el fundamento de la teología de la liberación encontró su nacimiento en la fe confrontada con la justicia echada a los pobres. No se trata solamente del pobre individual que toca nuestra puerta pidiendo una limosna. El pobre, al cual nos referimos, es una colectividad, son las clases populares que envuelven mucho más que el proletariado como había estudiado por Karl Marx. Es un equívoco identificar al pobre de la teología de liberación con el proletariado, como lo hacen muchos críticos. Son los obreros explotados en el sistema capitalista; son los subempleados, Los marginados del sistema productivo ejército de reserva siempre a mano para sustituir a los empleados, son los peones y labradores del campo, con mano de obra era productivos. Todo este bloque social e histórico de los oprimidos constituye el pobre como fenómeno social. Y desde ahí, a la luz de la fe, el cristiano ha descubierto la aparición desafiante del siervo que sufre, y la imagen de Jesucristo como voz y salvador de los pobres, de los oprimidos. .

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